Los bultos en el cuello son frecuentes y pueden deberse a problemas diversos; la mayoría de ellos benignos. Sin embargo es necesario destacar que existen señales que demuestran una patología grave.
El cuello es una parte del organismo mucho más compleja de lo que parece a simple vista. Alberga numerosas estructuras, como huesos, músculos, venas, arterias, ganglios linfáticos, médula espinal, laringe, faringe, tráquea, glándula tiroides, étc.
El motivo más habitual de la aparición de bultos en la región, según Manuel Mozota, especialista, es la inflamación de los ganglios linfáticos que pueden ocasionar bacterias.
Juan Pablo Marín, especialista en Cirugía General, recalcó que «la inflamación de los ganglios linfáticos es un hallazgo frecuente».
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«Hasta en un 50% de los niños sanos, siendo de carácter benigno”. El cirujano añade que la edad es el factor pronóstico más importante en cuanto a la probabilidad de benignidad o malignidad. Cuando se hace una biopsia de esos bultos, “el porcentaje de procesos benignos o autolimitados en menores de 30 años es del 79%, mientras que en mayores de 50 se reduce a un 39%”.

Lesiones de la piel
Son las mismas que pueden aparecer en el resto del cuerpo: quistes sebáceos, acné, lipomas… Se caracterizan por ser superficiales, justo debajo de la piel del cuello.
Ganglios linfáticos
Como ya se ha dicho, la inflamación de los ganglios linfáticos es la causa más común de aparición de bultos en el cuello.
Nódulos y otros problemas de tiroides
Los nódulos tiroideos son bultitos que habitualmente se encuentran en la parte frontal del cuello y pueden precisar estudio mediante ecografía, biopsia o medición de hormonas tiroideas, entre otros. “El estudio de los nódulos tiroideos está muy protocolizado y, en caso de que se detecte un cáncer de tiroides, hay muchos tratamientos, generalmente con buen pronóstico”, precisa Marín.
Glándulas salivales
Las glándulas salivales situadas bajo la mandíbula también pueden ocasionar tumefacción en el cuello por infección o cáncer.
Todavía se producen algunos casos de parotiditis o paperas, que es una inflamación vírica de la glándula parótida (una de las glándulas salivales).

Tortícolis o contracturas
Determinados tipos de tortícolis o contracturas en el cuello pueden producir protuberancias.
Cáncer
Los cánceres que pueden estar detrás de la aparición de bultos en el cuello son, fundamentalmente, de laringe, orofaríngeos, glandulares y linfomas. También puede tratarse de metástasis de tumores localizados en otras partes del organismo.
Signos de alerta de malignidad
“El diagnóstico precoz es fundamental en aquellos bultos en el cuello que son malignos”, apunta Mozota. En caso de sospecha, recomienda “acudir al médico de atención primaria para valorar la causa”. Para ello, los centros de salud disponen de “ecografía, que es un método diagnóstico fundamental, junto con la historia clínica y la exploración física, para la primera evaluación”.
- Que permanezca en el tiempo y no se cure con tratamiento, ni antibiótico -frente a las bacterias-, ni antiinflamatorio -en procesos virales-. “Si la aparición del nódulo es inferior a 2 semanas o superior a un año sin que haya experimentado cambios significativos en su tamaño, tiene una probabilidad muy baja de ser debido a un proceso neoplásico (maligno)”, indica el cirujano de Quironsalud.
- El tamaño aporta mucha información acerca de la posible malignidad. Los ganglios menores de 1 centímetro de diámetro se consideran benignos. En cambio, si permanecen con un tamaño superior a 2 cm y van aumentando, podrían ser malignos. “Cuando el tamaño es superior a 4 cm debe remitirse al paciente de inmediato para la realización de una biopsia”, asevera Marín.
- Que sea duro puede ser indicativo de malignidad.
- Si no duele puede ser maligno, porque si duele es de carácter inflamatorio y, por lo tanto, tiene un carácter infeccioso. No obstante, el cirujano matiza que el dolor “no es un buen criterio discriminatorio entre benignidad y malignidad”.
- Que esté adherido a planos profundos, es decir, que no sea móvil.
Tratamientos habituales para los bultos en el cuello
Ante la diversidad de bultos y protuberancias, los tratamientos deben adecuarse a cada tipo, atendiendo fundamentalmente a las causas.

Lesiones de la piel
El acné se trata con una adecuada higiene, antibióticos y vitamina A, siempre en función de la gravedad. Los quistes sebáceos se abordan muchas veces con antibióticos y ocasionalmente hay que drenarlos. Tanto estos abultamientos como los lipomas se pueden extirpar con anestesia local si dan problemas como infecciones o molestias, así como por estética.
Tumores malignos
Según lo que muestre la ecografía, algunas protuberancias y ganglios se extirpan para analizarlos y descartar de que se trate de un cáncer. Si se confirma la malignidad, el tratamiento dependerá del tipo de neoplasia de la que se trate.
Nódulos de tiroides
La mayor parte de los bocios no se suelen operar, salvo en casos excepcionales (por ejemplo, si provocan compresión) y cuando se descubren nódulos malignos. En estos casos, se efectúa unatiroidectomía (extirpar la glándula tiroidea) total o parcial. Si se considera necesario, el cáncer se trata con radioterapia.