Dar y pedir, las dos caras de una moneda
“Pide sabiendo que a quien le pides no está obligado a darte lo que pides”
“Dar termina en el mismo de dar”
Es mucho lo que se no has enseñado acerca del dar y del pedir. Desde pequeños se nos pide que no pidamos, que esperemos que nos den. Las preguntas que me saltan a la mente de inmediato son: ¿qué hago si no me gusta lo que me dan? y ¿cómo sabe alguien qué quiero si no lo digo?
Imagen destacada cortesía de Gerd Altmann en Pixabay
Seguramente ustedes también vivieron y, posiblemente en fecha muy reciente, una experiencia en la que alguien les dijo o usted le dijo a alguien: “…pero me hubieses dicho, preguntado o pedido a mí, yo lo tenía o lo tengo”. Y se llevan la mano a la cabeza con la frustración de no haber hecho la petición a esa persona.
Si, si. Seguramente pensó que esa persona no lo tendría o teniéndolo no se lo daría. Pero al final, fue usted quien pensó eso y actuó en consecuencia, logrando quedarse sin aquello que pudo obtener si hubiese pensado en tomar el riesgo de pedir.
Igual ocurre con el acto de dar. Pensamos, o mejor dicho, pretendemos pensar por la otra persona a quien queremos darle algo. Porque damos por verdad las suposiciones que tenemos acerca de recibir lo que deseamos dar. Así, solemos pensar: “no le va a gustar”, “se puede ofender”, “lo va a rechazar”, “es poco/mucho”; entre otros pensamientos que al final nos bloquean el acto de dar. Mientras, la otra persona ni se entera del enredo que nos creamos para emprender el acto simple (si, muy simple), de dar y pedir.
No se trata de negar estos pensamientos y sentimientos que tenemos y nos enredan para dar y para pedir, porque uno de los objetivos de estos actos es sentirnos bien (cosa que está asegurada cuando entendemos estos actos) y el otro objetivo es hacer sentir bien o talvez mal a quien le pedimos o damos (cosa que no podemos asegurar del todo porque no controlamos el sentir ajeno, y cuando lo entendemos también nos liberamos de esa presión)
Comprender el acto de dar y el acto de pedir
Tal como lo digo arriba en frases:
“Pide sabiendo que a quien le pides no está obligado a darte lo que pides”. Seguramente muchas veces has pedido algo que no se te ha dado nunca o como lo has pedido y con eso has sentido alguna o todas las emociones relacionadas a la frustración y a la decepción, y seguramente no recuerdas que alguna vez te pidieron algo que nunca diste o no diste como te fue pedido aun siendo posible para ti, sin que te importe mucho o nada lo que ha sentido aquella persona que te pidió, tal vez incluso llegaste a estar satisfecho porque tu negación fue la oportunidad que tanto esperabas para vengarte porque aquella vez que te negó algo que pediste. ¡¡¡Dios!!! ¡¡¡Qué rollo!!!
Ahora piensa en esto, si alguna vez pensaste y sentiste que no estabas obligado en dar lo que te pedían… ¿por qué si esperas que los demás te den tal y como quieres lo que pides? ¡¡¡Alerta!!!, no hablo de la ley del ojo por ojo que promete dejarnos ciegos a todos si la aplicamos, hablo de comprender que solo cuando es obligación de un rol laboral o profesional debemos dar, de lo contrario asumimos las consecuencias de la norma o la ley. Pero no se trata de un acto de venganza, se trata de un acto de responsabilidad personal, de placer personal
Por su parte el “Dar termina en el mismo de dar”. ¡Así de simple!, pero suele pasarnos que usamos la historia personal o la historia de la relación con aquel o aquello a quien queremos dar para enredar el simple y valioso acto.
Cuando digo que el acto de dar, termina en el mismo acto de dar, quiero decir que ese acto personal como cualquier otro debe ser gratificante en sí mismo para quien lo expresa. Pero a veces, tal vez mas veces de las que deberían ser, hipotecamos a quien le damos y esperamos de aquella persona retribuya de igual forma lo antes posible por aquello que le dimos.
No se trata de promover la falta de agradecimiento, se trata de preguntarte si te gusta dar por el solo placer de dar o por hipotecar al otro.
Dar y pedir tiene sus condiciones
Si, aunque ya sabemos que es simple, que son actos de responsabilidad individual que no comprometen, no obligan ni hipotecan a quien le damos o le pedimos, estos actos tienen en común la necesaria claridad de las condiciones de satisfacción, de aquello que te satisface al pedir y al dar.
Estas condiciones de satisfacción simplemente responden a las preguntas acerca de aquello que das o pides. Qué, cuándo, con cuál frecuencia, cuánto, cuándo, dónde, de cuál color, peso, textura, olor y así tantas preguntas como usted quiera responderse, si les llega diferente es porque no fue claro al pedir o la otra persona quiso o pudo darlo de manera diferente. Ante la duda, pregunte, detrás de esa pregunta esta la satisfacción que busca.
Para esto usted puede usar a favor o en contra la información que posee del entorno y de aquel a quien le pide o le da. Para aumentar las posibilidades de satisfacción, recordando siempre que el otro no está obligado
Comparto con ustedes esta experiencia. Desde los 20 años y por mucho tiempo, yo le hacía llegar a mis amigos más cercanos mis peticiones de regalo de cumpleaños con un mes de antelación y no escatimaba en precisiones, mejor dicho en condiciones que solo yo sé que me satisfacen, la lista pasaba por libros hasta por (presta atención), un apartamento de 150mts2, dos habitaciones con baños internos, baño de visita, dos puestos de estacionamiento, cocina de 20mts equipada con todo, incluyendo lavaplatos, aire acondicionado central, pisos de mármol, ventanas de pared a pared en todos los ambientes, vista al Ávila y ubicado entre chacao y santa Eduvigis. Claro que esta petición nunca fue satisfecha y era el chiste de cada año porque además le iba agregando más precisiones.
“Si algo no se pide, es posible que no se reciba.”
Blanca Miosi
Para cerrar ten en cuenta que a veces el otro no comprende lo que pides, piensa en el niño por dar un ejemplo. En casos en los que el dar y pedir no se logra en las condiciones detalladas, se requiere de tiempo para explicar, para aprender, para desarrollar la habilidad, claro que posiblemente el tiempo es una condición a satisfacer como cuando somos estudiantes y nos piden para ser evaluados cumplir con ciertas condiciones en un lapso preciso, de no ser dado lo pedido en ese lapso ya conocemos las consecuencias.
Ahora ya lo sabes como dice el dicho, pide que no sabes si están por darte, y como dice Khalil Gibran: “Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio”.
“El que pide con timidez se expone a que le nieguen lo que pide sin convicción.”
Robespierre
Nos vemos como cada lunes a las 9pm en nuestro Instagram Live por mi cuenta @hernanjhernandez
Instagram / Twitter: @hernanjhernandez