La crisis climática en América Latina va ganando paso y es que parece no haber ganador posible. Pero si la crisis climática no se revierte, habrá muchos perdedores, porque el nivel del agua ha subido favoreciendo el cambio climático; situación que ha puesto en peligro a casas y bares en primera línea de las playas.

Por ejemplo, en Argentina, el país más afectado de América Latina por sus costas bajas; en Paraná -frontera hídrica con Paraguay- tiene un registro mínimo desde hace 70 años. El descenso del nivel del mar por la crisis climática en la principal vía de navegables, causa enormes pérdidas. Se trata de la ruta principal de salida de granos y productos agroindustriales, algunos denuncian que ya se trata de un ecocidio.

Nevadas copiosas en Brasil en pleno día con sol, han despertado el júbilo de los pobladores; porque se ve una masa de aire frío con temperaturas de -2°; las cuales han provocado heladas en el cinturón agrícola del sureste del país; mientras el problema del sector cafetero se agudiza por esta situación, pues se ha perdido gran parte a la cosecha.

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Foto Referencial

Crisis climática por fenómenos extremos

La Organización Meteorológica Mundial de la OMS, explico los peligros y las pérdidas humanas, además de las económicas en los últimos 50 años; provocados por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, como muestra de que los principales desastres los ha causado la sequía, con más de 650.000 muertes.

A causa de las tormentas, las víctimas ascienden a 500.000 por las inundaciones; y por las temperaturas extremas, 55.000 han perdido la vida.

En Centroamérica los climas extremos se ven en México, Panamá, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica porque padecen del «Corredor Seco»; un área que concentra el 90% de la población de estos siete países. Estas zonas sufren sequías cíclicas vinculadas al fenómeno «El Niño».

Desde 1960 ha aumentado la frecuencia de los fenómenos extremos; esto ha acentuado la pobreza en la región con lluvias torrenciales, sequías persistentes, huracanes y la subida del nivel del mar. Por ejemplo, Klamath se ha visto afectada por la sequía que enfrentan sus agricultores, que necesitan agua para sus cultivos.

Sus pueblos originarios reclaman la protección de los lagos; mientras que la agricultura necesita tierra y agua, siguen bombeando agua como hacían sus antepasados hace siglos.

Escasez de agua

La sequía no tiene precedentes entre California y Oregón, y deja poca agua para quienes la necesitan. Consideran que deben defender el legado de los padres en la agricultura, pese a la crisis climática.

Mientras que las autoridades deciden cómo se reparte el agua, la derivan a agricultores para que rieguen sus cultivos o la conservan en los lagos y ríos para tierras nativas.

La escasez de agua y sequía suponen una amenaza a los peces que consumen los nativos de la nación.

Biólogos controlan la calidad del agua en la reserva de la India; y en el corto plazo no se puede hacer mucho para mejorar el cambio climático. Pero sí se puede salvar el agua; manteniendo alejado el ganado de los arroyos, y prescindiendo del fósforo para que el ecosistema se recupere por sí mismo.

Con información de www.dw.com

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