En el mercado del cacao, alrededor de 2.000.000 de niños trabajan en plantaciones de Ghana y Costa de Marfil. Ambos países producen cerca al 60% el cacao del mundo, que también incluye la cadena de distribución de Europa.
Una investigación periodística refiere que se ha denunciado a quienes comen chocolate. Incluso el mismo denunciante lo ha hecho contra sí mismo porque dice que se ha dado cuenta que tenía que afrontar su responsabilidad como consumidor.
Relata que tras hablar con uno de los mejores profesores holandeses de derecho penal, ha decidido demandarse por comer y comprar cacao en su producto final: chocolate. Finalmente, el tribunal absolvió al denunciante y desde entonces fundó su propia marca de chocolates.
El objetivo de Tony’s Chocolonely, es fabricar chocolate sin esclavos ni el trabajo infantil, para extraer el cacao.
Cacao sin esclavitud
Una misión nada fácil, porque incluso los fabricantes de chocolates establecidos han fracasado hasta ahora. La situación no ha cambiado en casi los últimos 20 años, porque ya en el 2001 se adoptó el protocolo Harkin-Engel, que establecía objetivos para toda la industria con el fin de eliminar el trabajo infantil del sector del cacao. Desde entonces ninguno de los plazos se ha cumplido realmente o han caducado.
El trabajo infantil sigue siendo un problema muy grande en la industria, porque de hecho está ganando peso; a pesar del crecimiento de las ventas en la industria del chocolate, que están haciendo en 100.000 millones de dólares al año en todo el mundo por el cacao.
Los representantes del sector alegan que cuando se han establecido los objetivos de aquel entonces, faltó comprenderlo; porque es un reto y tiene que ver con la pobreza, valores y costumbres tradicionales, con la debilidad del mercado laboral y de las infraestructuras.
Pero, ¿por qué es tan difícil acabar con el trabajo infantil?
La mayoría de los cultivadores de cacao viven en la pobreza o incluso en la extrema pobreza; en consecuencia, los agricultores recurren a sus propios hijos como mano de obra no remunerada porque simplemente no pueden permitirse pagar a trabajadores; y si se quiere acabar con el problema del trabajo infantil, también hay que encontrar una solución al problema de la pobreza.
Los bajos precio del cacao influyen en la pobreza, por ejemplo en el precio que se gasta en Alemania por una tableta de chocolate, solo un 7% llega los productores de cacao con un costo diario de 0,78 centavos de dólar, según un estudio de comercio en Costa de Marfil; sin embargo, el salario mínimo es de 2,51 dólares.
La mayor parte el precio de venta va a parar a los productores de chocolate y a los supermercados
Ghana y Costa de Marfil contraatacan, apuestan y cobran $400 por cada tonelada, además del precio del mercado mundial. Los cultivadores de cacao dicen qué van a ganar mucho dinero este año porque algunos tienen hasta 5 granjas. Consideran que esta iniciativa es muy positiva y como están las cosas, el gobierno ha hecho mucho más por los agricultores de cacao, sobre todo en el tema de los precios, que todas las empresas y certificadoras juntas. Queda por investigar en qué medida beneficiará a los agricultores a largo plazo.
Otro reto la lucha contra el trabajo infantil, para conocer el origen de los granos de cacao. Esencialmente saber de dónde viene el cacao y ocuparse de los problemas sobre el terreno porque toda empresa chocolatera tiene la responsabilidad de saber realmente qué problemas existen y cómo abordarlos.
La buena noticia es que cada vez hay más programas contra el trabajo infantil. La mala, es que hasta ahora, sólo llega el 15% a la cadena de valor.
Con información de www.dw.com
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