La helicobacter pylori es una bacteria de cuya existencia no tenemos idea hasta que empezamos a sufrir sus efectos.  Gastritis, eructos, tensión abdominal e intolerancia a los alimentos son algunas de las molestias que puede provocar. Si ha tenido alguno de estos síntomas, lo mejor es que acuda a un gastroenterólogo para su evaluación. Si no se trata a tiempo, este microrganismo puede desencadenar úlceras o hasta un cáncer gástrico.

Una gastritis puede estar asociada a varias causas y una de ellas es la helicobacter pylori. Un gastroenterólogo es el especialista adecuado para determinar las causas de esas molestias estomacales que un paciente puede estar sufriendo.

“Lo primero que debe hacer un gastroenterólogo es determinar si el paciente que acude a la consulta por molestias estomacales tiene helicobacter pylori. La tendencia mundial es investigar en todos los pacientes con trastornos gástricos si hay presencia de helicobacter pylori”, explicó la gastroenteróloga María Carolina Eurresta Sarcos.

“Esto debido, precisamente, a las consecuencias graves que trae la helicobacter pylori si no se trata a tiempo”, advirtió la especialista.

Hay varios métodos con los que cuentan los gastroenterólogos para diagnosticar la helicobacter pylori antes de llegar a la endoscopia superior o gastroscopia. Una es la prueba del aliento, con una alta especificidad y sensibilidad para detectar la bacteria. Está la prueba serológica, para la que basta una toma de muestra en sangre. Están también las pruebas de heces que reportan la presencia de helicobacter pylori y el test de ureasa, que es la más directa.

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“Cuando hacemos la gastroscopia o la endoscopia la indicación es tomar alrededor de cinco biopsias. Se toman de distintas áreas del estómago para confirmar o no la presencia de la bacteria y de posibles alteraciones en la mucosa gástrica”, precisó.

La helicobacter pylori: síntomas y tratamiento

La helicobacter pylori se adquiere principalmente por el consumo de agua y alimentos contaminados, por eso su incidencia es mayor en países subdesarrollados. También puede transmitirse de persona a persona, a través de la saliva. El contagio se puede presentar en cualquier etapa de la vida, nadie está exento. Y se puede dar la reinfección en una persona que ya haya estado afectada.

Aunque hay pacientes asintomáticos, la bacteria comienza produciendo una crisis superficial, explica Eurresta. “Pero si no se trata, esto degenera a una gastritis atrófica. La mucosa gástrica va alterando su parte celular, su histología y pasa luego a la metaplasia intestinal. Y si no atacamos a tiempo estas lesiones, lo más seguro es que ese paciente desarrolle cáncer gástrico”, advirtió.

Para el tratamiento de la helicobacter pylori se utiliza antibioticoterapia y se indica un cambio en los hábitos alimenticios. “Por lo normal se utilizan dos antibióticos y un protector gástrico. El tratamiento dura 14 días. Después de un tiempo hay que volver a evaluar con cualquiera de las pruebas que mencioné. Esto para no someter de nuevo al paciente a una endoscopia salvo que las lesiones ameriten un control más cercano al diagnóstico”, apuntó Eurresta.

La especialista venezolana comentó que Japón es uno de los países con mayor incidencia de cáncer gástrico. Por ello hay una política de Estado; por la cual, a partir de los 30 años, se evalúa a los pacientes susceptibles de tener helicobacter pylori.

“Si se diagnostica que lo tiene, el Estado le cubre al paciente el tratamiento de antibioticoterapia. Inclusive hay pacientes que no tienen mayor alteración a nivel de mucosa pero tienen la presencia de la helicobacter pylori. Entonces, aunque no tenga síntomas, ni siquiera una gastritis, por el solo hecho de tenerla se debe administrar el tratamiento para erradicarla”, concluyó.