Las siguientes preguntas me las he hecho yo y se las he escuchado a varias personas en los últimos meses: ¿Qué haría que alguien desarrollara intolerancia a la lactosa ya de adultos? Le escuche a una amiga el martes, que su hija nunca había tenido problemas con los lácteos, pero parece que ahora no puede tomarlos sin que le causen reacciones o problemas de salud. Este tipo de personas que manifiestan incomodidades, ¿deberían ir al médico para que les hagan pruebas de alergias, o solo deben evitar ingerir lácteos?
Intolerancia a la lactosa – por María Laura García | Imagen superior de Pixabay
Según especialistas de Mayo Clinic, la intolerancia a la lactosa no es una alergia como tal y puede desarrollarse a cualquier edad. En algunos casos, la intolerancia a la lactosa puede surgir a partir del padecimiento de otra patología, como la enfermedad de Crohn. Mientras que en otros, como es mi caso, se desarrolla sin ninguna causa específica subyacente.

La intolerancia a la lactosa se genera por un desorden en el procesamiento del “carbohidrato lactosa”, que es un tipo de azúcar presente en los productos lácteos
Cuando uno come o bebe productos lácteos, las enzimas en el intestino delgado digieren la lactosa para que el cuerpo pueda producir energía. En aquellos con intolerancia a la lactosa, les falta en el cuerpo una enzima, denominada lactosa, por tanto, cuando las mismas ingieren productos lácteos, el cuerpo no tiene manera de descomponer la lactosa.

Eso da paso a la fermentación del azúcar en los intestinos y desencadena síntomas, tales como, en mi caso, gases o distención estomacal, dolor de cabeza y mucosidad. En otros, también causa diarrea, náuseas y cólicos abdominales.

En muchos pacientes, la intolerancia a la lactosa se desarrolla cuando el intestino delgado produce menos lactasa después de una enfermedad, una lesión o una cirugía que involucra al intestino delgado. Eso se llama intolerancia secundaria a la lactosa. Entre las enfermedades relacionadas con este tipo de intolerancia a la lactosa están la enfermedad celíaca, un proceso bacteriano y la enfermedad de Crohn. En estos casos, si se trata el trastorno subyacente puede restablecerse los niveles de producción de la lactasa y así mejorar los síntomas.

Ahora bien, más común es la intolerancia primaria a la lactosa. Las personas que la desarrollan comienzan su vida produciendo niveles normales de lactasa. En algún punto, dicha capacidad merma por debajo de lo normal dificultando la digestión de los productos lácteos.

Su médico puede confirmar el diagnóstico de intolerancia a la lactosa tras un examen clínico y aplicando una prueba de tolerancia a la lactosa. Esta prueba valora la reacción corporal a una dosis de lactosa
¿Cómo? Después de consumir una bebida con lactosa, se extrae una muestra de sangre para medir los niveles de la glucosa. Si el nivel de glucosa no aumenta, eso significa que el cuerpo no digiere ni absorbe adecuadamente la lactosa.
Alternativamente, se puede realizar otro examen llamado prueba de hidrógeno en el aliento. Examen éste que también requiere consumir una bebida con niveles elevados de lactosa. El especialista luego medirá la cantidad de hidrógeno en el aliento. Normalmente, se puede detectar muy poco hidrógeno; pero cuando el cuerpo no digiere la lactosa, la reacción de fermentación en el colon libera hidrógeno y otros gases.
Este es un extracto del texto original publicado en Caraota Digital
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