El aceite de coco ha ganado una inmensa popularidad en los últimos años, promocionándose como un remedio natural para diversas necesidades de belleza y salud. Su uso tópico en la piel no es una excepción, y muchos lo consideran un hidratante eficaz y una solución para diversas afecciones cutáneas.
Sin embargo, a pesar de sus beneficios percibidos, el aceite de coco también puede acarrear ciertos efectos secundarios que es crucial considerar antes de incorporarlo a la rutina de cuidado de la piel.

Potencial comedogénico y obstrucción de poros
Uno de los efectos secundarios más comúnmente reportados del uso de aceite de coco en la piel es su potencial comedogénico. La escala comedogénica clasifica los ingredientes según su probabilidad de obstruir los poros, en una escala de 0 a 5, donde 0 no obstruye los poros y 5 es altamente probable que lo haga.
El aceite de coco se sitúa en un rango de 4 en esta escala, lo que indica una alta probabilidad de que pueda obstruir los poros y provocar la formación de comedones, como puntos negros y espinillas, especialmente en personas con piel grasa o propensa al acné.
Posible exacerbación del acné
Aunque el aceite de coco contiene ácido láurico, conocido por sus propiedades antibacterianas, su naturaleza oclusiva puede contrarrestar este beneficio en pieles propensas al acné. Al formar una barrera sobre la piel, puede atrapar sebo, células muertas y bacterias, creando un ambiente propicio para la proliferación de Cutibacterium acnes, la principal bacteria implicada en el acné inflamatorio.
Por lo tanto, paradójicamente, en algunas personas, el aceite de coco podría exacerbar el acné en lugar de aliviarlo.
Riesgo de reacciones alérgicas
Aunque el aceite de coco se considera generalmente seguro, algunas personas pueden ser sensibles o alérgicas a él. Las reacciones alérgicas pueden manifestarse como enrojecimiento, picazón, hinchazón o erupciones cutáneas en el área donde se aplicó el aceite.
Es especialmente importante tener precaución en personas con alergias conocidas a frutos secos, aunque el coco no es técnicamente una nuez, sino una drupa. Siempre se recomienda realizar una prueba de parche en una pequeña área de la piel antes de aplicar aceite de coco en zonas más extensas.
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Sensación grasosa e incomodidad
Para algunas personas, especialmente aquellas con piel grasa, la consistencia rica y espesa del aceite de coco puede resultar pesada y grasosa. Esta sensación puede ser incómoda, especialmente en climas cálidos y húmedos, y puede dejar una película brillante en la piel que no se absorbe fácilmente.
Posible sequedad a largo plazo
Aunque el aceite de coco es conocido por sus propiedades hidratantes a corto plazo, algunos usuarios han reportado un aumento de la sequedad de la piel con el uso prolongado. Esto podría deberse a que la barrera oclusiva que crea el aceite interfiere con la capacidad de la piel para absorber la humedad del ambiente o de otros productos hidratantes.
Exacerbación de ciertas afecciones cutáneas
Finalmente, en algunas ocasiones, el uso de aceite de coco en el rostro puede exacerbar ciertas afecciones cutáneas como la dermatitis seborreica o el acné fúngico. Estas condiciones a menudo se ven influenciadas por la proliferación de ciertos tipos de levaduras y hongos en la piel, y la rica composición en ácidos grasos del aceite de coco podría proporcionar un ambiente nutritivo para su crecimiento.
Fuente: glamour
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