En la búsqueda constante de soluciones naturales para mantener una piel joven y radiante, la ashwagandha, una hierba venerada en la medicina ayurvédica, ha ganado considerable atención.
Conocida por sus potentes propiedades adaptogénicas, esta planta no solo promete aliviar el estrés, sino que también se investiga por sus potenciales beneficios para la salud de la piel, incluyendo un posible efecto rejuvenecedor. Pero ¿qué hay de cierto en esto y cómo se podría utilizar?

¿Qué es la ashwagandha?
La ashwagandha (Withania somnifera), también conocida como «ginseng indio» o «cereza de invierno», es un arbusto perenne originario de la India, Oriente Medio y partes de África. Durante milenios, sus raíces y bayas se han utilizado en la medicina tradicional ayurvédica para tratar una amplia gama de dolencias, gracias a su capacidad para ayudar al cuerpo a adaptarse y resistir diversos tipos de estrés, ya sean físicos, químicos o biológicos.
Sus principales compuestos bioactivos son los withanólidos, un grupo de lactonas esteroidales que se cree son responsables de muchos de sus efectos terapéuticos, incluyendo propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras.
Su fama como adaptógeno radica en su habilidad para modular la respuesta del cuerpo al estrés, ayudando a equilibrar los niveles hormonales, especialmente el cortisol.
Ashwagandha y la piel: ¿Cómo podría contribuir a su «rejuvenecimiento»?
El término «rejuvenecimiento» de la piel es amplio, pero generalmente se refiere a mejorar su textura, elasticidad, reducir arrugas y promover un aspecto más juvenil. Si bien la ashwagandha no es una fuente milagrosa de la eterna juventud, sus propiedades sistémicas pueden influir positivamente en la salud de la piel de manera indirecta:
Combatiendo el estrés, enemigo de la piel
El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, puede degradar el colágeno y la elastina, las proteínas responsables de la firmeza y elasticidad de la piel. Esto acelera la aparición de arrugas y flacidez. Al ayudar a regular el cortisol, la ashwagandha puede mitigar estos efectos dañinos, permitiendo que la piel mantenga una estructura más saludable por más tiempo.
Poder antioxidante contra el envejecimiento prematuro:
La piel está constantemente expuesta a factores ambientales como la radiación UV y la contaminación, que generan radicales libres. Estos compuestos inestables causan estrés oxidativo, dañando las células de la piel y contribuyendo al envejecimiento prematuro (manchas, arrugas, pérdida de luminosidad). La ashwagandha contiene antioxidantes que ayudan a neutralizar estos radicales libres, protegiendo la piel desde el interior.
Acción antiinflamatoria
La inflamación crónica es otro factor que puede afectar negativamente la salud de la piel, exacerbando condiciones como el acné, la rosácea o el eczema, y contribuyendo a un envejecimiento acelerado. Los withanólidos de la ashwagandha han demostrado propiedades antiinflamatorias que podrían ayudar a calmar la piel y reducir el enrojecimiento o la irritación.
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Mejora del sueño y regeneración celular
Un sueño reparador es crucial para la regeneración de la piel. Durante la noche, el cuerpo repara el daño celular y produce nuevo colágeno. La ashwagandha se ha utilizado tradicionalmente para mejorar la calidad del sueño. Al promover un descanso más profundo, indirectamente apoya los procesos naturales de rejuvenecimiento de la piel.
Posible estímulo del colágeno
Algunas investigaciones preliminares sugieren que ciertos compuestos de la ashwagandha podrían tener un efecto en la producción de colágeno o en la protección de las células productoras de colágeno (fibroblastos), aunque se necesita más investigación específica en humanos para confirmar estos efectos directos sobre la piel.
Formas de consumir ashwagandha para favorecer la salud de la piel
La ashwagandha se consume principalmente por vía oral para obtener sus beneficios sistémicos, que luego pueden reflejarse en la piel:
- Polvo de raíz: Es la forma tradicional. Se puede mezclar 1/2 a 1 cucharadita (aproximadamente 3-6 gramos) en agua tibia, leche (la tradicional «leche lunar» con ashwagandha, especias y miel), batidos o incluso añadir a recetas de repostería.
- Cápsulas o comprimidos: Ofrecen una dosis estandarizada y son convenientes si no te agrada el sabor terroso del polvo. Las dosis suelen variar entre 300 mg y 600 mg de extracto estandarizado (generalmente con un 5% de withanólidos), una o dos veces al día.
- Tinturas: Son extractos líquidos que se pueden tomar directamente o diluidos en agua. La dosis dependerá de la concentración del producto.
- Té de ashwagandha: Se puede preparar una infusión con la raíz seca, aunque para obtener dosis terapéuticas significativas, otras formas suelen ser más efectivas.
Nota importante: La ashwagandha no produce resultados de la noche a la mañana. Se requiere un uso constante durante varias semanas o meses para empezar a notar sus efectos adaptogénicos y, por ende, cualquier beneficio indirecto en la piel.
Dosis recomendada y precauciones
No existe una dosis única universalmente recomendada, ya que depende de la forma de la ashwagandha, la concentración del extracto y las necesidades individuales. Sin embargo, es fundamental:
- Comenzar con dosis bajas: Observa cómo reacciona tu cuerpo antes de aumentar la cantidad.
- Consultar a un profesional de la salud: Antes de incorporar la ashwagandha o cualquier suplemento nuevo a tu rutina, es imprescindible hablar con tu médico o un profesional de la salud cualificado. Esto es especialmente importante si tienes condiciones médicas preexistentes o estás tomando medicamentos.
- Posibles efectos secundarios: Aunque generalmente se considera segura para la mayoría de las personas en dosis moderadas, algunos pueden experimentar malestar gastrointestinal leve, diarrea, náuseas o somnolencia.
- Contraindicaciones:
- Embarazo y lactancia: No se recomienda su uso.
- Enfermedades autoinmunes: Como la artritis reumatoide, el lupus o la esclerosis múltiple, ya que podría estimular el sistema inmunológico.
- Trastornos de la tiroides: Puede aumentar los niveles de hormona tiroidea. Si tienes hipertiroidismo o estás bajo medicación tiroidea, consulta a tu médico.
- Cirugía: Puede potenciar los efectos de la anestesia y otros medicamentos utilizados durante y después de la cirugía. Se recomienda suspender su uso al menos dos semanas antes de una cirugía programada.
- Interacciones con medicamentos: Puede interactuar con sedantes, inmunosupresores, medicamentos para la tiroides, antidiabéticos y antihipertensivos.
Ashwagandha: Un complemento, no un milagro para la piel
Es vital entender que la ashwagandha puede ser un valioso complemento en un enfoque holístico para el cuidado de la piel y el bienestar general, pero no es una panacea. Para una piel verdaderamente rejuvenecida y saludable, es indispensable:
- Una dieta equilibrada y rica en antioxidantes.
- Hidratación adecuada.
- Protección solar diaria.
- Una rutina de cuidado de la piel adaptada a tus necesidades.
- Manejo general del estrés y un sueño de calidad.
En conclusión, la ashwagandha, gracias a su capacidad para combatir el estrés, sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, y su potencial para mejorar el sueño, puede contribuir indirectamente a una piel de aspecto más saludable y resiliente al envejecimiento. Sin embargo, su uso debe ser informado, prudente y, preferiblemente, guiado por un profesional de la salud para asegurar que sea adecuado y seguro para ti.
Fuente: glamour
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30 años. Actualmente tesista de la Licenciatura en Física, mención Física Médica. 9no semestre aprobado. Redactor en mis tiempos libres. ¡Me gusta aprender e innovar en todo! Amante del cine y buen café.

