Semen y Esperma: Distinciones Esenciales en la Reproducción Masculina

A menudo, los términos «semen» y «esperma» se utilizan indistintamente en el lenguaje coloquial. Si embargo, en el ámbito biológico y médico, se refieren a dos entidades distintas con funciones complementarias en la reproducción masculina. Comprender esta diferencia es fundamental para desmitificar procesos reproductivos y entender la salud sexual masculina.

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Semen y Esperma
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En esencia, el semen es el fluido biológico que se eyacula durante el orgasmo masculino, mientras que el esperma (o, más precisamente, los espermatozoides) son las células reproductivas masculinas que se encuentran suspendidas dentro de ese fluido. El semen es, por lo tanto, el vehículo que transporta, nutre y protege a los espermatozoides en su viaje hacia el óvulo femenino.

Composición del Semen: Un Fluido Complejo y Vital

El semen es una mezcla compleja de fluidos y células, donde los espermatozoides representan solo una pequeña fracción del volumen total, generalmente menos del 10%. El 90% restante, conocido como plasma seminal, está compuesto por secreciones de varias glándulas accesorias del sistema reproductor masculino:

  • Vesículas seminales: Aportan entre el 60% y el 70% del volumen del semen. Sus secreciones son ricas en fructosa (la principal fuente de energía para los espermatozoides), prostaglandinas (que pueden influir en la motilidad del tracto reproductivo femenino y suprimir la respuesta inmune), y proteínas como la semenogelina, que ayuda a la coagulación inicial del semen tras la eyaculación para proteger a los espermatozoides.
  • Próstata: Contribuye con aproximadamente el 20% al 30% del volumen. Sus secreciones son un líquido lechoso y ligeramente ácido que contiene enzimas (como el antígeno prostático específico, PSA, que licúa el semen coagulado después de unos minutos), citrato (nutriente para el esperma) y fosfatasa ácida. La acidez prostática ayuda a proteger los espermatozoides de la acidez vaginal.
  • Glándulas bulbouretrales (o de Cowper): Producen un líquido pre-eyaculatorio claro y alcalino que lubrica la uretra y neutraliza cualquier residuo ácido de orina. Así, prepara el camino para el semen. Este líquido, aunque en menor cantidad, puede contener espermatozoides residuales de eyaculaciones previas, lo que explica la posibilidad de embarazo con el coito interrumpido.
  • Testículos y epidídimo: Los testículos producen los espermatozoides, y el epidídimo es donde maduran y se almacenan. Estos aportan los espermatozoides y una pequeña cantidad de líquido epididimal.

Además de estos componentes principales, el semen contiene una variedad de electrolitos (sodio, potasio, calcio, zinc), aminoácidos, enzimas, vitaminas y otras sustancias que contribuyen a mantener la viabilidad, movilidad y protección de los espermatozoides.

Semen y Esperma
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El Esperma (Espermatozoide): La Célula de la Vida

El espermatozoide es la célula sexual masculina (gameto masculino) que tiene como única y fundamental función la de fecundar un óvulo femenino para dar origen a un nuevo ser. Es una célula haploide, lo que significa que contiene la mitad del material genético necesario para formar un organismo completo.

Partes del espermatozoide

Morfológicamente, un espermatozoide humano se compone de tres partes principales:

  • Cabeza: Contiene el núcleo, donde se aloja el material genético (ADN) del padre. En la parte anterior de la cabeza se encuentra el acrosoma, una estructura en forma de capuchón que almacena enzimas (como la hialuronidasa y la acrosina) necesarias para romper las capas protectoras del óvulo y permitir la penetración.
  • Pieza intermedia: Es la «central energética» del espermatozoide, rica en mitocondrias que producen la energía (ATP) necesaria para el movimiento de la cola.
  • Cola (o flagelo): Es una estructura larga y delgada que proporciona la motilidad al espermatozoide, permitiéndole desplazarse a través del tracto reproductivo femenino en busca del óvulo.

La producción de espermatozoides, un proceso llamado espermatogénesis, es continua en los testículos masculinos desde la pubertad y dura aproximadamente 74 días desde su origen hasta su madurez completa. Aunque cada eyaculación puede contener millones de espermatozoides (entre 40 y 300 millones en un eyaculado normal), solo unos pocos cientos llegan al óvulo y, en última instancia, solo uno lo fecundará. La calidad del esperma se evalúa por su concentración, movilidad y morfología (forma).

Curiosidades y Falsos Mitos Comunes

Existen muchas curiosidades y mitos en torno al semen y el esperma:

Curiosidades:

  • Supervivencia fuera del cuerpo: Los espermatozoides son una de las pocas células humanas capaces de sobrevivir fuera del cuerpo, aunque su vida útil en el ambiente externo es muy limitada. Dentro del tracto reproductivo femenino, pueden vivir hasta 3-5 días en condiciones óptimas.
  • Influencia de la dieta: Lo que un hombre come puede influir en el sabor del semen. Dietas ricas en frutas y verduras pueden darle un sabor más dulce, mientras que alimentos fuertes como el ajo, la cebolla o el alcohol pueden hacerlo más amargo.
  • No se nace produciéndolos: A diferencia de los óvulos femeninos, que están presentes desde el nacimiento, los hombres comienzan a producir espermatozoides solo a partir de la pubertad.
  • El volumen no es sinónimo de fertilidad: Una eyaculación más abundante no siempre significa mayor fertilidad. La clave está en la concentración, movilidad y morfología de los espermatozoides.
  • El semen es un coagulante y luego un licuante: Justo después de la eyaculación, el semen se coagula (por la semenogelina), lo que se cree ayuda a retenerlo en la vagina. Luego, en unos 15-30 minutos, se licúa (por acción del PSA prostático), permitiendo que los espermatozoides puedan moverse libremente.

Falsos Mitos:

  • «El semen engorda»: Es falso. Aunque el semen contiene proteínas, azúcares y otros nutrientes, la cantidad calórica por eyaculación es insignificante (menos de 5-7 calorías).
  • «Tragar semen puede embarazar»: Es imposible. El semen, al ser ingerido, sigue la vía digestiva y no tiene acceso al sistema reproductivo femenino.
  • «El semen tiene propiedades nutricionales milagrosas»: Si bien contiene vitaminas y minerales, las cantidades son mínimas y no puede considerarse un suplemento nutricional significativo.
  • «La masturbación excesiva reduce la cantidad de esperma o causa infertilidad»: Falso. La producción de espermatozoides es un proceso continuo. La eyaculación frecuente puede reducir temporalmente el volumen de semen, pero no afecta la capacidad de producción a largo plazo ni causa infertilidad.
  • «La ropa interior ajustada causa infertilidad permanente»: Si bien el calor excesivo (que puede ser exacerbado por ropa ajustada) puede afectar temporalmente la calidad y el recuento de espermatozoides, no causa infertilidad permanente. Los efectos suelen ser reversibles al cambiar a ropa más holgada.

Comprender la diferencia entre semen y esperma, así como desterrar estos mitos, es esencial para una educación sexual y de salud reproductiva precisa.

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