Si bien factores como la genética, el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes y el colesterol alto son bien conocidos como contribuyentes, la investigación científica ha puesto de manifiesto una conexión cada vez más fuerte entre una dieta baja en fibra y un mayor riesgo de desarrollar aterosclerosis

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La aterosclerosis es una enfermedad crónica y progresiva que afecta las arterias. Se caracteriza por la acumulación de placa (formada por colesterol, grasas, calcio y otras sustancias) en las paredes internas de los vasos sanguíneos. Esta acumulación endurece y estrecha las arterias, dificultando el flujo de sangre y oxígeno a órganos vitales como el corazón y el cerebro. Esto puede conducir a ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otras afecciones cardiovasculares graves.

El Papel Protector de la Fibra Dietética en la Salud Cardiovascular

La fibra dietética, un tipo de carbohidrato que el cuerpo humano no puede digerir, juega un papel crucial en la salud general, y especialmente en la prevención de enfermedades cardiovasculares como la aterosclerosis. Existen dos tipos principales de fibra: la soluble y la insoluble, y ambas contribuyen a diferentes mecanismos protectores.

La fibra soluble, presente en alimentos como la avena, las legumbres, las manzanas, las peras y las zanahorias, forma una especie de gel cuando se mezcla con agua. Este gel tiene la capacidad de unirse a los ácidos biliares en el intestino delgado.

Para producir más ácidos biliares, el hígado utiliza el colesterol LDL (conocido como «colesterol malo») de la circulación. Eso ayuda a reducir sus niveles en sangre.

La fibra soluble también puede ralentizar la absorción de azúcares, lo que contribuye a estabilizar los niveles de glucosa e insulina.

Picos elevados de glucosa e insulina pueden dañar los vasos sanguíneos y promover la inflamación, factores que contribuyen directamente a la formación de placa aterosclerótica. Al mitigar estos picos, la fibra soluble ejerce un efecto protector.

Dieta Baja en Fibra y Aterosclerosis
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Por otro lado, la fibra insoluble, que se encuentra en granos integrales, salvado de trigo y muchas verduras, añade volumen a las heces y acelera el tránsito intestinal. Aunque su efecto directo en el colesterol es menor, promueve un intestino sano, lo que indirectamente beneficia la salud cardiovascular. Además, los alimentos ricos en fibra suelen ser también fuentes de vitaminas, minerales y antioxidantes. Estos compuestos combaten el estrés oxidativo y la inflamación en el cuerpo, ambos procesos clave en el desarrollo y progresión de la aterosclerosis.

Una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, que son la principal fuente de fibra, se asocia consistentemente con un menor riesgo de enfermedad coronaria, independientemente de otros factores dietéticos.

Mecanismos de Vínculo: Inflamación y Microbiota Intestinal

La relación entre una dieta baja en fibra y la aterosclerosis es multifactorial y compleja. Involucra procesos como la inflamación sistémica y el papel fundamental de la microbiota intestinal.

Cuando la ingesta de fibra es insuficiente, la microbiota intestinal (los billones de microorganismos que habitan en nuestro intestino) se ve comprometida.

La fibra dietética actúa como un prebiótico, es decir, el «alimento» para las bacterias beneficiosas del intestino. Al fermentar la fibra, estas bacterias producen compuestos valiosos como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), entre ellos el butirato, propionato y acetato.

Estos AGCC no solo nutren las células del colon, sino que también tienen efectos antiinflamatorios y reguladores del metabolismo a nivel sistémico. Se ha demostrado que los AGCC pueden mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la presión arterial y disminuir los niveles de colesterol. Todos ellos son factores de riesgo importantes para la aterosclerosis.

Dieta Baja en Fibra y Aterosclerosis
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Una dieta pobre en fibra, por el contrario, puede llevar a una disbiosis intestinal, un desequilibrio en la composición de la microbiota. Este desequilibrio puede favorecer el crecimiento de bacterias menos beneficiosas que, al metabolizar ciertos nutrientes (como la colina y la L-carnitina presentes en carnes rojas y otros alimentos), producen subproductos como la trimetilamina (TMA). En el hígado, la TMA se convierte en óxido de trimetilamina (TMAO), una sustancia que ha sido fuertemente vinculada con la promoción de la aterosclerosis.

Se cree que el TMAO daña las paredes de los vasos sanguíneos y acelera la acumulación de placa. Por lo tanto, una dieta baja en fibra, al alterar la microbiota, puede contribuir a un perfil pro-inflamatorio y aterogénico en el organismo. La fibra también puede ayudar a reducir la inflamación a nivel general. Disminuye los niveles de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva (PCR), un indicador de riesgo cardiovascular.

Implicaciones y Recomendaciones Dietéticas

La evidencia científica subraya la importancia crítica de la fibra dietética en la prevención y manejo de la aterosclerosis y, por ende, de las enfermedades cardiovasculares. Una ingesta adecuada de fibra es una estrategia sencilla y efectiva para promover la salud del corazón y los vasos sanguíneos. Las recomendaciones generales para adultos suelen oscilar entre los 25 y los 35 gramos de fibra al día, una cantidad que a menudo no se alcanza en las dietas occidentales modernas, ricas en alimentos procesados y refinados.

Dieta Baja en Fibra y Aterosclerosis
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Para aumentar la ingesta de fibra de manera natural y sostenible, se aconseja priorizar alimentos integrales en la dieta. Esto incluye el consumo regular de frutas y verduras frescas (con piel siempre que sea posible), legumbres como lentejas, garbanzos y frijoles, cereales integrales como la avena, el arroz integral, la cebada, la quinoa y el pan y la pasta integrales, así como frutos secos y semillas.

Pequeños cambios, como reemplazar el pan blanco por pan integral, añadir legumbres a las ensaladas o consumir fruta entera en lugar de zumos, pueden marcar una gran diferencia. Fomentar una dieta rica en fibra es una intervención dietética de bajo costo y alto impacto que puede reducir significativamente el riesgo de aterosclerosis y sus graves consecuencias, promoviendo una vida más larga y saludable.

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