La niñez, una etapa de crecimiento y descubrimiento, a veces se enfrenta a desafíos de salud significativos. Cuando un niño atraviesa una enfermedad crítica o crónica, las repercusiones pueden extenderse más allá de la infancia, afectando su desarrollo y la dinámica familiar a largo plazo.

Comprender estas secuelas es fundamental para padres y cuidadores. ¿Cómo pueden afrontarse estos desafíos para asegurar la mejor calidad de vida posible? El doctor Julio César Márquez, pediatra, puericultor y especialista en neurodesarrollo, nos guía en este importante tema.

enfermedades críticas

Imagen de Mircea Iancu en Pixabay

Enfermedades críticas y sus secuelas en el tiempo

Desde los años 70, con la aparición de las unidades de terapia intensiva neonatal, más niños prematuros han sobrevivido, pero muchos de ellos con condiciones asociadas a sus tratamientos. Problemas como la retinopatía del prematuro o déficits auditivos por medicamentos son ejemplos tempranos de estas secuelas.

Con el tiempo, procesos infecciosos severos como meningitis o enteropatías virales también han dejado secuelas sensoriales y conductuales. Actualmente, factores ambientales y genéticos están vinculados a trastornos del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autista, transformando enfermedades agudas en condiciones crónicas que exigen adaptaciones diarias en la vida familiar.

Desafíos para el desarrollo y la educación

Cuando una enfermedad crítica se convierte en una condición crónica, como el asma, la fibrosis quística, la diabetes, o trastornos como el TDAH o la depresión, la educación y el desarrollo del niño deben replantearse. Preparar a estos jóvenes para la adultez se convierte en un reto significativo tanto para ellos como para sus padres.

  • Las enfermedades crónicas requieren adaptaciones constantes en la rutina diaria.
  • La educación necesita ajustes razonables para adaptarse a las necesidades especiales del niño.
  • Es vital el apoyo de fundaciones y profesionales especializados para mantener a los niños funcionales.
  • La sociedad debe adecuar espacios y servicios para personas con diversas discapacidades o condiciones.

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Hacia una sociedad inclusiva y preparada

El doctor Márquez destaca que la humanidad está en un proceso constante de adaptación. La ciencia y la sociedad colaboran para adecuar las situaciones y ofrecer apoyo. Fundaciones como FIT (que la Dra. María Laura alude como comunicadora) y otros programas de salud son vitales para niños con condiciones como fibrosis quística, brindando apoyo con enzimas y terapias necesarias.

Además, los profesionales de la salud y la educación deben formarse continuamente para aplicar «ajustes razonables» que permitan la inclusión. Visibilizar estas necesidades es crucial. Es fundamental que todos consideremos cómo adecuar espacios públicos, ofertas de alimentos y actividades sanitarias para que las personas con discapacidades o problemas conductuales puedan acceder plenamente. ¿Estás consciente de la importancia de esta adaptación social?