El término «útero irritable» describe una condición en el embarazo donde la mujer experimenta contracciones uterinas antes de las 37 semanas de gestación, que no producen cambios en el cuello uterino (dilatación o borramiento) y que, por lo tanto, no se consideran trabajo de parto prematuro
Útero irritable | Imagen superior de Antoni Shkraba Studio en Pexels
Se trata de una situación común que puede generar preocupación, ya que estas contracciones pueden ser frecuentes y a veces intensas, pero es fundamental entender que, en la mayoría de los casos, el útero irritable es una respuesta fisiológica del cuerpo materno a diversos estímulos y no implica un riesgo inminente de parto prematuro. Sin embargo, su presencia sí amerita una evaluación médica para descartar causas subyacentes que sí podrían ser problemáticas.

Estas contracciones se sienten como un endurecimiento o tensión en el abdomen, similar a las contracciones de Braxton Hicks. Pero pueden ser más recurrentes, variables en intensidad y, ocasionalmente, dolorosas. La clave para diferenciar el útero irritable del trabajo de parto real radica en la ausencia de cambios cervicales progresivos. A menudo, estas contracciones aumentan con la actividad física, el estrés o la deshidratación.
Causas y Factores Contribuyentes del Útero Irritable
Las causas exactas del útero irritable a menudo son difíciles de precisar, ya que su origen puede ser multifactorial. Sin embargo, se han identificado varios factores que pueden predisponer a una mujer embarazada a experimentar esta condición:
Una de las causas más frecuentes es la deshidratación. Cuando el cuerpo no recibe suficiente líquido, el volumen sanguíneo disminuye y la sangre se vuelve más concentrada. Esto puede aumentar la irritabilidad del útero. Mantener una hidratación adecuada es, por lo tanto, una de las primeras recomendaciones para su manejo.
Las infecciones, particularmente las infecciones del tracto urinario (ITU) y las infecciones vaginales, son otra causa importante. Las bacterias en el sistema urinario o vaginal pueden irritar el útero y desencadenar contracciones. Por esta razón, la detección y el tratamiento temprano de estas infecciones son cruciales durante el embarazo.

El estrés y la ansiedad también juegan un papel significativo. El cuerpo responde al estrés liberando hormonas que pueden afectar la actividad uterina, provocando o exacerbando las contracciones. Manejar el estrés a través de técnicas de relajación y reposo es a menudo parte del plan de tratamiento.
La actividad física excesiva o el estar de pie durante períodos prolongados pueden aumentar la presión sobre el útero y los ligamentos que lo sostienen, lo que lleva a un aumento de las contracciones. En algunos casos, incluso el movimiento fetal vigoroso puede desencadenar estas sensaciones.
En embarazos múltiples (gemelos, trillizos, etc.) o en casos de exceso de líquido amniótico (polihidramnios), el útero está más distendido de lo normal, lo que puede aumentar su irritabilidad y la frecuencia de las contracciones.
Finalmente, aunque menos comunes, factores como la presencia de hematomas en las membranas placentarias, ciertas condiciones médicas preexistentes de la madre, o incluso la manipulación cervical durante un examen médico pueden ser desencadenantes. En algunos casos, no se encuentra una causa clara, y el útero irritable se considera idiopático, es decir, de origen desconocido.
Diagnóstico y Opciones de Tratamiento
El diagnóstico del útero irritable se realiza principalmente mediante la exclusión de otras condiciones más graves, como el trabajo de parto prematuro o complicaciones serias del embarazo. Un médico o ginecólogo realizará un examen físico, que puede incluir un examen pélvico para verificar si hay cambios en el cuello uterino (dilatación o borramiento). También se pueden realizar pruebas adicionales:
- Monitorización fetal: Para evaluar la frecuencia y el patrón de las contracciones, así como la salud del bebé.
- Análisis de orina y cultivos: Para descartar infecciones del tracto urinario.
- Ecografía: Para evaluar la longitud del cuello uterino (cervicometría), la cantidad de líquido amniótico y la posición del bebé.

Una vez que se ha confirmado que las contracciones no están causando cambios cervicales y que no hay otras complicaciones, el enfoque del tratamiento se centra en el manejo de los síntomas y en la prevención de posibles desencadenantes:
- Hidratación: Beber abundante agua y líquidos isotónicos es una de las primeras y más efectivas medidas. La deshidratación es un potente irritante uterino.
- Reposo: Reducir la actividad física, evitar estar de pie por periodos prolongados y tomar descansos frecuentes puede disminuir la frecuencia y la intensidad de las contracciones. En algunos casos, se puede recomendar reposo relativo o absoluto.
- Manejo del estrés: Practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda, el yoga prenatal (con aprobación médica) o la meditación, puede ayudar a calmar el sistema nervioso y, por ende, el útero.
- Evitar irritantes: Minimizar el consumo de cafeína y bebidas azucaradas, que pueden contribuir a la deshidratación o irritar el sistema.
- Tratamiento de infecciones: Si se detecta una infección urinaria o vaginal, se recetará el tratamiento adecuado con antibióticos.
- Medicamentos: En algunos casos, si las contracciones son muy molestas o frecuentes, el médico puede considerar la prescripción de medicamentos para relajar el útero (tocolíticos) o suplementos de progesterona vaginal. Estos se utilizan con cautela y bajo estricta supervisión médica, especialmente si hay riesgo de parto prematuro.
- Posición: Recostarse sobre el lado izquierdo puede mejorar el flujo sanguíneo al útero y al feto, ayudando a disminuir las contracciones.

Es crucial que cualquier mujer embarazada que experimente contracciones regulares o dolorosas, especialmente si van acompañadas de sangrado vaginal, pérdida de líquido, presión pélvica intensa o un cambio en el flujo vaginal, busque atención médica de inmediato para una evaluación completa. Diferenciar el útero irritable de un trabajo de parto real es fundamental para garantizar la seguridad de la madre y el bebé.
Información relacionada en WebConsultas
Somos A tu salud… Salud por todos los medios ¡Síguenos por nuestras redes sociales…!

