El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), cuando no se diagnostica a tiempo o se confunde con otras condiciones, puede dejar una huella profunda en la vida adulta de quienes lo padecen. La falta de comprensión y el estigma pueden llevar a años de afectación emocional y social. El doctor Óscar González, neurólogo, te ayuda a entender por qué un diagnóstico preciso y temprano es crucial para el bienestar a largo plazo.

Un TDAH no reconocido o mal diagnosticado puede generar una sensación de frustración y la percepción de no alcanzar el propio potencial. A menudo, estas personas se sienten «enclaustradas» o «etiquetadas» sin entender la raíz de sus dificultades. Es esencial ir más allá de los síntomas superficiales y considerar el panorama completo para ofrecer un apoyo adecuado y enfocado en las fortalezas individuales.

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Repercusiones del TDAH no diagnosticado en la adultez

Un diagnóstico tardío o erróneo del TDAH puede tener serias consecuencias en la vida de un adulto:

  • Aislamiento y estigmatización: Sentirse incomprendido y etiquetado negativamente.
  • Problemas relacionales: Altos índices de divorcios y dificultades en las relaciones maritales.
  • Inestabilidad laboral: Problemas para mantener empleos o cumplir con responsabilidades asignadas, llevando a altas tasas de desempleo.
  • Malentendidos: Dificultad para que sus entornos (familiares, laborales) comprendan sus comportamientos.
  • Riesgo de adicciones: En algunos casos, un diagnóstico erróneo y medicación inadecuada pueden conducir a la adicción a estimulantes.
  • Cuadros neuropsiquiátricos: La falta de un manejo adecuado puede exacerbar o generar otros trastornos.

La precisión del diagnóstico y la personalización del tratamiento

Lograr un diagnóstico preciso del TDAH es fundamental y no se limita a una simple lista de síntomas. Se basa en una historia clínica exhaustiva que considera el entorno, los antecedentes (incluso perinatales) y el contexto completo del individuo. No se trata solo de observar el cerebro, sino de entender a la persona en su totalidad.

El doctor González señala que las clasificaciones del TDAH están evolucionando más allá de los manuales tradicionales, reconociendo siete tipos diferentes de TDAH. Esto es crucial porque un tipo de TDAH «sobre enfocado» o «límbico» podría ser mal diagnosticado como un TDAH clásico o hiperactivo, llevando a medicaciones que, en lugar de mejorar, empeoran la condición y pueden generar problemas neuropsiquiátricos o de violencia. Por ello, la medicación debe prescribirse con extrema responsabilidad, y no todos los pacientes son candidatos a ella.

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Abordaje terapéutico integral: Más allá de la pastilla mágica

El tratamiento del TDAH va mucho más allá de la medicación. El abordaje terapéutico debe ser multidisciplinario y centrarse en el bienestar general del paciente. Esto incluye:

  • Cambios en el estilo de vida: Adaptaciones significativas en la rutina diaria.
  • Alimentación saludable: Evitar ultraprocesados y alimentos que causen neuroinflamación, siguiendo la conexión intestino-cerebro.
  • Recursos cognitivo-conductuales: Estrategias para mejorar el enfoque y la atención.
  • Neurofeedback y Mindfulness: Terapias que ayudan a modular la actividad cerebral y la concentración.
  • Actividades específicas: Para niños y adultos, el ejercicio (especialmente la natación), la música (instrumentos como el violín) y actividades creativas como la pintura pueden ayudar a drenar energía y ejercitar el foco.

Es vital que cualquier persona que sospeche tener TDAH sea evaluada no solo por neurología, sino también por una evaluación neuropsicológica completa. Esta visión integral es la clave para desentrañar las potencialidades de estos individuos, que a menudo son increíblemente creativos y llenos de energía, pero necesitan una orientación adecuada para prosperar en todos los entornos.