La prevalencia de estos bultos o masas aumenta significativamente después de los 40, y las razones detrás de este fenómeno se encuentran en una combinación de factores biológicos, la dieta y la mejora en las técnicas de diagnóstico
La detección de nódulos en la tiroides puede generar inquietud, pero es una situación mucho más común de lo que se piensa, especialmente a medida que se cumplen años. Imagen superior de Kaboompics.com en Pexels
¿Por qué aumenta la incidencia con la edad?
Aproximadamente, un 5% de la población adulta tiene un nódulo tiroideo que se puede palpar. Sin embargo, este porcentaje se dispara hasta el 50% o más en personas mayores de 60 años cuando se realiza una ecografía de rutina. Este aumento se debe a:
- Cambios Fisiológicos: Con el paso del tiempo, la glándula tiroides sufre cambios naturales. Estos cambios pueden llevar a un crecimiento desordenado de sus células, lo que resulta en la formación de nódulos.
- Enfermedades Autoinmunes: La tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad autoinmune que inflama la tiroides. Es más común en mujeres de mediana edad y, a largo plazo, puede contribuir a la aparición de nódulos.
- Factores Dietéticos y Ambientales: Una dieta con baja ingesta de yodo durante años puede provocar el crecimiento de la tiroides (bocio) y la formación de nódulos. Aunque esto es menos común hoy en día, sigue siendo un factor de riesgo.
- Mayor Detección: Un factor clave es la frecuencia de los chequeos médicos. En la actualidad, los estudios de imagen, como las ecografías, se realizan con más regularidad. Muchos nódulos son «hallazgos incidentales», descubiertos por casualidad durante exámenes hechos por otras razones, y la probabilidad de haber tenido un escaneo de este tipo es mayor en personas de más edad.

¿Cuándo es necesario preocuparse?
La gran mayoría de los nódulos tiroideos son benignos (no cancerosos), y muchos no requieren más que un monitoreo periódico. Sin embargo, hay ciertas características que requieren una evaluación más profunda por parte de un especialista:
- Crecimiento Rápido: Si un nódulo cambia de tamaño de forma notoria en un corto periodo.
- Síntomas Adicionales: Cambios en la voz, ronquera persistente o dificultad para tragar.
- Historial Clínico: Antecedentes de exposición a radiación en el cuello o familiares con historial de cáncer de tiroides.
En estos casos, el médico puede solicitar una ecografía más detallada o una biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF) para confirmar su naturaleza. Un diagnóstico temprano es la clave para un manejo adecuado, que en la mayoría de los casos no es invasivo y solo requiere una simple vigilancia.
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