Una crisis o colapso autista es un episodio de sobrecarga emocional y sensorial que lleva a una persona a perder temporalmente el control de sus reacciones. Aunque a simple vista puede confundirse con una rabieta, es una respuesta neurológica involuntaria a un entorno abrumador. Entender esta diferencia es crucial para que puedas ofrecer apoyo adecuado y evitar juzgar a quienes la experimentan.
Esta reacción no es un capricho o una elección. Es una manifestación de la sobreestimulación de los sentidos, que puede ser detonada por el ruido, las luces intensas o las interacciones sociales que la persona no puede procesar adecuadamente. Al conocer los desencadenantes y cómo actuar, puedes ayudar a la persona a encontrar un lugar seguro para procesar lo que está sucediendo.

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Lo que sucede en un colapso autista
Un colapso es el resultado de un sistema nervioso que ha llegado a su límite. Es una respuesta de «lucha o huida» que se activa cuando una persona se siente abrumada por su entorno.
La sobrecarga hace que la persona pierda la capacidad de comunicarse y de regular sus emociones.
No es algo que la persona pueda controlar voluntariamente. El cerebro de una persona autista puede procesar la información sensorial de manera diferente, por lo que una situación que para ti es normal puede ser intensamente abrumadora para ella.
Señales de alerta para identificar un colapso
Un colapso autista puede manifestarse de diferentes maneras en cada persona. Sin embargo, existen señales comunes que te pueden alertar sobre su aparición.
- Reacciones físicas: La persona puede comenzar a temblar, a caminar de un lado a otro o a cubrirse los oídos con las manos.
- Problemas de comunicación: La persona puede dejar de hablar, tener dificultad para responder o, por el contrario, hablar de manera repetitiva y sin sentido.
- Comportamientos repetitivos: Es común que la persona recurra a acciones repetitivas, como mecerse o golpearse la cabeza, para intentar calmarse.
- Angustia emocional: Puedes notar llanto, gritos o una expresión de profunda desesperación.
Cómo puedes ofrecer apoyo
Tu reacción ante un colapso puede marcar una gran diferencia. Tu ayuda es invaluable y debes mantener la calma en todo momento para no empeorar la situación.
Busca un lugar tranquilo para la persona, lejos del ruido y las luces. Habla con una voz suave y calmada, y utiliza frases cortas y simples para evitar más sobrecarga. Si la persona lo permite, ofrécele un abrazo suave o un objeto para que lo sostenga.
Finalmente, si te pide espacio, dáselo. El colapso es una experiencia muy personal y la persona puede necesitar tiempo para sí misma para procesar lo que está sintiendo y volver a la calma.

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