La inflamación de esta zona puede dañar el tejido ocular esencial y, si no se trata a tiempo, provoca una pérdida de visión grave y permanente
La uveítis es una forma de inflamación ocular que afecta la capa media del tejido de la pared del ojo, conocida como úvea. La úvea es vital porque contiene la mayoría de los vasos sanguíneos que nutren el ojo. Está compuesta por tres estructuras principales: el iris (la parte de color del ojo), el cuerpo ciliar (que produce el humor acuoso) y la coroides (una capa vascular detrás de la retina). (Imagen superior de Reham BouShahine en Pexels).

Tipos de Uveítis Según su Localización
La clasificación de la uveítis depende de qué parte del ojo esté inflamada, lo cual también influye en los síntomas y el pronóstico:
- Uveítis Anterior (Iritis): Es el tipo más común. La inflamación se localiza en el iris y, a veces, en el cuerpo ciliar. Los síntomas suelen aparecer de forma repentina.
- Uveítis Intermedia: Afecta al cuerpo ciliar y al humor vítreo (la sustancia gelatinosa en el centro del ojo). A menudo se le llama pars planitis y tiende a ser indolora.
- Uveítis Posterior: Es la forma más grave, afectando la coroides y la retina (coriorretinitis). Los síntomas aparecen de forma más gradual.
- Panuveítis: Es la inflamación de las tres partes de la úvea.

Síntomas de Alarma
Los síntomas de la uveítis pueden aparecer de repente o progresar lentamente, y a menudo empeoran con rapidez. Si presenta cualquiera de estos signos, se debe buscar atención oftalmológica inmediata:
- Dolor ocular o malestar.
- Enrojecimiento del ojo.
- Sensibilidad a la luz intensa (fotofobia).
- Visión borrosa o visión reducida.
- Miodesopsias (puntos oscuros o «moscas volantes» que flotan en el campo de visión), comunes en la uveítis intermedia y posterior.

Causas y Factores de Riesgo
En muchos casos, la causa exacta de la uveítis se desconoce, pero a menudo está asociada a otras condiciones médicas.
- Enfermedades Autoinmunitarias: Muchas uveítis son manifestaciones de trastornos autoinmunitarios o inflamatorios sistémicos, como la espondilitis anquilosante, la enfermedad de Crohn, la artritis reumatoide, el lupus o la psoriasis.
- Infecciones: Ciertas infecciones pueden provocar uveítis, incluyendo el herpes simple, el herpes zóster, la toxoplasmosis, la sífilis o la tuberculosis.
- Lesiones Oculares: Un traumatismo o una cirugía previa en el ojo pueden desencadenar la inflamación.
- Exposición a Toxinas: En raras ocasiones, puede ser el efecto secundario de un medicamento o la exposición a una toxina.
Tratamiento y Complicaciones
El tratamiento de la uveítis es crucial y debe ser precoz para evitar daños permanentes. El objetivo principal es reducir la inflamación y aliviar el dolor.
- Medicamentos Antiinflamatorios: Los esteroides (corticosteroides) son el tratamiento principal, administrados generalmente en forma de gotas para los ojos, pastillas o, en casos graves, mediante inyecciones o implantes oculares.
- Midriáticos: Gotas que dilatan la pupila para aliviar el dolor y prevenir la formación de adherencias (sinequias).
- Tratamiento de la Causa Subyacente: Si la causa es infecciosa, se administran antibióticos o antivirales específicos. Si es autoinmunitaria grave, pueden ser necesarios medicamentos inmunosupresores.

Sin tratamiento, la uveítis puede derivar en complicaciones graves como el glaucoma (aumento de la presión ocular), cataratas, edema macular (hinchazón de la retina) o desprendimiento de retina, todas las cuales pueden conducir a la ceguera. La recurrencia es común, por lo que el monitoreo constante es esencial.
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