Cuando pensamos en el ideal de un cabello perfecto —liso, brillante como un espejo y profundamente saludable— a menudo nos viene a la mente la imagen de las mujeres japonesas. Si bien la genética juega un papel importante, gran parte de la salud y la belleza del cabello en Japón se debe a un enfoque cultural y meticuloso sobre cómo se trata el cuero cabelludo y la fibra capilar.

A diferencia de la rutina occidental, que a menudo prioriza la rapidez y el uso de productos de peinado, el método japonés (o J-Beauty capilar) se centra en la salud del cuero cabelludo como la base fundamental. Para ellas, el lavado no es un trámite, es un ritual de purificación y cuidado.

A continuación, desglosamos la técnica japonesa paso a paso para transformar tu melena y fomentar un crecimiento fuerte.

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1. El «yosen» o pre-lavado: El poder del agua sola

El error más común que cometemos es aplicar el champú inmediatamente después de mojar el cabello. En la rutina japonesa, existe el concepto de Yosen.

Este paso consiste en enjuagar el cabello solo con agua tibia (nunca hirviendo) durante al menos uno o dos minutos antes de tocar el champú. El objetivo es «ablandar» la suciedad y el sebo. Se estima que un buen enjuague previo con agua elimina hasta el 80% de la suciedad superficial y los restos de productos. Además, esto prepara el cuero cabelludo, abriendo los poros suavemente para recibir la limpieza posterior.

2. Técnica de la espuma (awadate)

Si viertes el champú directamente sobre tu cabeza y frotas, estás dañando tu cabello. La fricción agresiva levanta las cutículas, provocando encrespamiento y rotura.

Las japonesas practican el awadate, que consiste en emulsionar el champú en las palmas de las manos (o usando una red de espuma específica) hasta crear una nube de espuma densa y suave antes de aplicarla en la cabeza.

  • ¿Por qué funciona? La espuma actúa como un «cojín» entre tus dedos y el cabello, reduciendo la fricción mecánica. El objetivo es limpiar el cuero cabelludo con la espuma, no frotar el pelo agresivamente.

3. Masaje del cuero cabelludo (head spa)

Para la cultura japonesa, la circulación sanguínea es el secreto del crecimiento. Un cuero cabelludo tenso y con mala circulación no puede nutrir los folículos pilosos, lo que resulta en un cabello débil que no crece.

Durante el lavado, no usan las uñas. Utilizan las yemas de los dedos (o cepillos de masaje de silicona conocidos como kenzan) para masajear el cuero cabelludo con movimientos circulares y ascendentes, desde la nuca hacia la coronilla. Esto no solo limpia en profundidad los folículos obstruidos, sino que estimula el flujo sanguíneo, llevando oxígeno y nutrientes a la raíz, lo que es vital para acelerar el crecimiento.

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4. El secreto del ingrediente: Yu-Su-Ru (agua de arroz)

Aunque hoy en día existen champús modernos, la tradición histórica que muchas siguen incorporando es el uso del Yu-Su-Ru o agua de arroz fermentada.

Desde el periodo Heian, las mujeres de la corte japonesa, conocidas por sus melenas que llegaban hasta el suelo, utilizaban el agua sobrante del lavado del arroz.

  • Beneficios científicos: El agua de arroz es rica en antioxidantes, vitaminas B y E, y sobre todo en Inositol, un carbohidrato que repara el cabello dañado y lo protege de daños futuros. Incorporar un enjuague final con agua de arroz (o productos que lo contengan) es clave para ese brillo «efecto espejo» característico.

5. Secado: A toques, nunca frotando

El ritual termina fuera de la ducha. El cabello mojado es extremadamente frágil porque su estructura interna está expuesta.

Las japonesas evitan a toda costa frotar el pelo con la toalla de forma vigorosa. En su lugar, utilizan toallas de microfibra (que absorben más y son más suaves) y envuelven el cabello o presionan suavemente para retirar la humedad. A esta técnica se le llama «blotting».

Frotar crea estática y rompe las puntas, mientras que presionar preserva la cutícula cerrada, manteniendo el brillo natural que se logró durante el lavado.

Adoptar la técnica japonesa de lavado de cabello no requiere necesariamente comprar productos importados costosos, sino cambiar la mentalidad con la que abordamos la higiene capilar.

Se trata de pasar de una «limpieza rápida» a un «cuidado consciente». Al reducir la fricción, estimular la circulación del cuero cabelludo y respetar la estructura de la fibra capilar, notarás que, con el tiempo, tu cabello no solo crecerá más rápido, sino que recuperará una vitalidad y un brillo que quizás pensabas que eran imposibles de conseguir.

Fuente: glamour

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