Comprender cómo funciona el cerebro adolescente es fundamental para padres, profesores y para ti mismo, si estás en esta etapa. El uso excesivo de dispositivos digitales tiene un impacto directo en procesos cruciales de desarrollo, como la poda sináptica y la maduración de la corteza prefrontal. Este conocimiento te permite entender por qué ciertas conductas se intensifican y cómo manejar la exposición digital evitando la adicción.

El desarrollo cerebral en la adolescencia es asimétrico, lo que significa que no todas las áreas maduran al mismo tiempo. El cerebro emocional se desarrolla antes que la zona de la razón. Esta asimetría, combinada con el estímulo constante de las pantallas, puede interferir con la formación de conexiones neuronales saludables y esenciales para tu futuro.

Imagen de F1 Digitals en Pixabay

La poda y el control de decisiones

Durante la adolescencia ocurre la poda sináptica, un proceso natural donde las conexiones neuronales que no usas se eliminan para fortalecer otras áreas. Es como podar un árbol para que crezca mejor.

La zona que más tarda en madurar es la corteza prefrontal, responsable de analizar la información, el razonamiento y la toma de decisiones. Esta área no se desarrolla completamente sino hasta los 24 años. El desorden en esta etapa hace que el cerebro emocional y de gratificación inmediata tome el control.

El «like» como adicción

La búsqueda de «likes» y seguidores activa el mismo circuito cerebral que las drogas ilegales, volviéndose altamente adictivo.

  • Recompensa instantánea: Un like produce una descarga de neurotransmisores asociados a la alegría y la recompensa, reforzando la conducta.
  • Interferencia en el aprendizaje: Esta adicción compite con otras actividades necesarias como el estudio, el sueño y el desarrollo de la tolerancia.
  • Aislamiento emocional: Se compromete la socialización real, haciendo que te sientas incapaz de conectar emocionalmente sin la pantalla.

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Consecuencias que van más allá de la mente

El abuso de las pantallas no es solo un problema de salud mental; también acarrea serias consecuencias físicas que impactan tu bienestar general.

La falta de actividad física conduce al sedentarismo y aumenta el riesgo de obesidad y síndrome metabólico. La mala postura constante genera problemas articulares y dolor crónico en cuello y espalda. Finalmente, la alteración del sueño reparador afecta tu funcionamiento orgánico y metabólico.