Todos los veranos sale a colación el ahogamiento secundario; por lo que los médicos tienen que acudir a las redes sociales, para recordar que no existe. Si alguien se recupera sin problemas, es porque en realidad no ha habido ahogamiento

Expertos como Luis Rivera, del Departamento de Formación de la Cruz Roja, indicó que no hay ningún estudio que avale el concepto de ahogamiento secundario. Asimismo, añadió que si un niño se cae a una piscina, traga agua, la labor del rescatista es hacerle maniobras de resucitación.

Cuando el fallecimiento se produce al cabo de un tiempo, es a causa de una serie de síntomas; como la dificultad para respirar, la tos, fatiga, entre otras.

Si respira mal, echa espuma por la boca o se marea; esa sintomatología se debe a que parte del agua que ha tragado está en los pulmones; por esto el niño debe ser llevado a urgencias.

«Puede fallecer antes de que se superen las 72 horas del accidente. Aunque el niño respire, puede que su sangre no se esté oxigenando en los niveles óptimos, algo que debe supervisarse», acotan expertos

«Tras el grave suceso se recomienda observar durante 24 horas si el niño sigue con tos persistente, dolor en el pecho (concretamente por la parte torácica), muestra dificultad a la hora de respirar o manifiesta más sueño del habitual, está alicaído o tiene algún comportamiento poco habitual”, resumen.

Los adultos también deben recibir supervisión médica; pero, tal y como indica Rivera, “una persona adulta tiene una mayor capacidad pulmonar; mientras que en los niños, basta una pequeña cantidad de agua para que surjan complicaciones muy graves”.

El representante de Cruz Roja aclara que no es lo mismo tragar agua que inhalarla, que es lo que se produce en los ahogamientos o casi ahogamientos. En el segundo caso se produce una falta de oxígeno en el organismo durante un tiempo. “Un minuto ya es mucho, sobre todo en niños, por lo que debe ser atendido por un médico para comprobar sus constantes vitales”. 

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Consejos sobre playas y piscinas

  • Los ahogamientos se producen, especialmente en niños, por despistes momentáneos de padres o cuidadores. Es recomendable que los niños aprendan a nadar cuanto antes.
  • Bastan tan solo 20 centímetros de agua y menos de tres minutos para que un niño se ahogue. Por esto, es necesario extremar la vigilancia para que esto no sucede, aunque lleven flotadores.

«Tener conocimientos en primeros auxilios es de gran ayuda. La disponibilidad de desfibriladores externos automáticos también es fundamental para efectuar la reanimación, por lo que es aconsejable tener nociones básicas sobre su empleo», añadieron.

 Fuente: CuídatePlus

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