Como madre, deseas darle lo mejor a tu recién nacido, y la naturaleza ya ha previsto el alimento perfecto para sus primeros días: el calostro. Esta primera secreción láctea, a menudo subestimada, es un verdadero elixir dorado con beneficios invaluables para tu bebé y para ti. Comprender qué es y por qué es tan vital te ayudará a aprovechar al máximo esta etapa crucial.
El calostro es un líquido amarillento y espeso que produces durante los primeros cuatro días después del parto. Aunque su cantidad es pequeña, es sorprendentemente rico en proteínas, elementos inmunológicos y factores de crecimiento. Piensa en él como la primera «vacuna» que tu bebé recibe, perfectamente adaptada a su pequeño estómago, del tamaño de una cereza.

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¿Qué es el calostro y cuánto tiempo dura?
El calostro es la primera forma de leche materna, secretada por tus glándulas mamarias en los primeros cuatro días posteriores al nacimiento de tu bebé. Su composición es única y diferente de la leche madura.
- Es de poca cantidad, amarillento y espeso.
- Contiene altas concentraciones de proteínas y elementos inmunológicos.
- Su duración es de aproximadamente cuatro días, formando parte de las etapas de la leche materna (precalostro, calostro, leche de transición y leche madura).
Beneficios inmunológicos y digestivos para tu bebé
Los cuatro días de lactancia con calostro son fundamentales para el recién nacido. Los nutrientes que aporta brindan una inmunidad vital y contribuyen al correcto desarrollo de su sistema digestivo.
El calostro contiene una gran cantidad de anticuerpos que protegen la mucosa intestinal de tu bebé, actuando como una barrera contra infecciones. Además, tiene un efecto laxante, ayudando a expulsar el meconio (las primeras heces), lo que previene la ictericia, el color amarillento en la piel. También fomenta una microbiota intestinal saludable. Incluso existe la calostroterapia, que consiste en administrar pequeñas cantidades de calostro a bebés prematuros o de bajo peso para prevenir infecciones graves.
Beneficios del calostro para la madre
La lactancia con calostro no solo es beneficiosa para tu bebé, sino también para tu propia salud y recuperación postparto. El simple acto de amamantar desencadena procesos importantes en tu cuerpo.
Cuando tu recién nacido succiona el pezón, se libera oxitocina, una hormona que favorece las contracciones uterinas. Esto ayuda a que el útero regrese a su tamaño normal y previene hemorragias postparto. Además, la lactancia materna se asocia con un efecto protector contra el cáncer de mama y ovario, la prevención de diabetes, hipertensión y obesidad. Otro beneficio crucial es la prevención de la depresión postparto, ya que el contacto piel con piel y la lactancia temprana contribuyen a una estabilidad hormonal y emocional.
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La «Hora dorada» y su impacto
La Organización Mundial de la Salud recomienda el contacto piel con piel inmediato entre la madre y el recién nacido, justo después del parto, ya sea natural o por cesárea. Esta práctica, conocida como la «hora dorada», es vital.
Durante esta primera hora de vida, se recomienda que el bebé succione el pezón. Este contacto temprano y la lactancia inmediata no solo refuerzan el vínculo, sino que también contribuyen a tu tranquilidad hormonal, mental y física. Es esencial que el personal médico esté capacitado y humanizado para facilitar este momento crucial, que beneficia tanto tu bienestar como el de tu bebé.

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