Un año después de conocer el primer caso de COVID-19 en América Latina, el continente sigue siendo uno de los principales epicentros globales de la pandemia, con un número de muertes y contagios que continúa en aumento, incluso en países como Chile, líder en vacunación.

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Nuevos confinamientos, récords de contagios y temor a nuevas variantes son parte del día a día de los científicos y médicos en la región; para responder a todas las interrogantes, el equipo de BBC Mundo conversó con el epidemiólogo Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En América Latina se tuvo un período de control, de nuevas oleadas e incrementos del número de casos, por lo que en algunos países la situación es sumamente preocupante.

OPS atenta a la situación del COVID-19 en América Latina

El tema del exceso de mortalidad no solamente es un problema para América Latina, también lo es para Europa. Mientras esto sucede en este continente, dos factores principales son la clave para evitar contagios y mortalidad.

El primero, la aplicación de medidas efectivas para reducir la COVID-19, con el uso de mascarillas, distanciamiento y evitar aglomeraciones. De hecho, en América Latina esto es un problema, ya que, por ejemplo, el 50% de la población se dedica a la economía informal.

Es decir, las personas no cuentan con una red de protección social, ni con seguros que le permitan estar con tranquilidad en sus puestos laborales. De hecho, deben salir a las calles para ganarse el sustento del día a día.

COVID-19 en América Latina: lo que opina la OPS
COVID-19 en América Latina: lo que opina la OPS – Imagen: freepik – www.freepik.es

Todo esto hace que las medidas de salud pública, efectivas para disminuir la transmisión, no cuenten en América Latina con la misma efectividad; como en países europeos o en Estados Unidos, en donde hay una red de protección fuerte y estable.

El otro punto es que la vacunación sigue avanzando, pero con muchas deficiencias. En países como Uruguay y Chile la vacunación está en un momento avanzado, pero es insuficiente el sistema de dos dosis para lograr un mayor control de transmisión.

Otros factores, como mensajes contradictorios de liderazgo o una baja coordinación en algunos países entre las propias autoridades, complican la situación.

Uruguay y Chile son los dos países de América Latina con el mayor número de personas vacunadas, pero los dos tuvieron en las últimas dos semanas un número elevado de casos.

Vacunas COVID-19

La vacuna no va a reducir la transmisión al día siguiente, y la protección solo está completa cuando la persona tiene las dos dosis; la protección que brinda la primera dosis sola es muy baja, y no logra ser suficiente para estar protegidos.

En algunos países, las vacunas de Pfizer y Moderna, los casos y hospitalizaciones han comenzado a caer, pese a tener un menor porcentaje de población vacunada que Chile o Uruguay.

En Chile, por ejemplo, se usa la vacuna Sinovac, proveniente de China. Hay datos que demuestran que tiene una capacidad con la segunda dosis, de reducir los casos graves y hospitalizaciones en alrededor del 80%.

Ante todas las vacunas, ninguna tiene el 100% de efectividad. El rol de esta es de aumentar la protección y con la Sinovac, por ejemplo, se reduce en 80% los casos graves.

La principal preocupación de las autoridades actualmente, es cómo tener más vacunas para los países. Hay una inquietud importante en la distribución.

Los países desarrollados acapararon la mayor cantidad de las vacunas, por lo tanto, hay una dificultad de garantizar el acceso para las vacunas. Tomando los datos epidemiológicos y de mortalidad, América Latina sigue como uno de los centros importantes de la COVID-19.

Mecanismo Covax

En América Latina existe el mecanismo Covax, que tiene por objetivo la repartición equitativa de las dosis en el continente. Gracias a esto, hay países pobres en el continente que han logrado recibir vacunas, incluso gratuitas.

Al no existir una regla establecida para distribuir las vacunas, los países ricos acumulan la mayoría de las dosis. Pero con el Covax, se garantiza, tal y como su lema: Vacunas para todos.

Si no existe un acuerdo para hacer frente a las nuevas pandemias, un mecanismo como Covax siempre tendrá menos ventajas que un país rico para adquirir las vacunas, pero seguirá siendo una alternativa importante para los países pobres.

Muchos países de la región usan vacunas que han podido comprar a través de convenios con Rusia o China, para las vacunas Sputnik V o Sinopharm. Esto ha llevado a una nueva etapa burocrática: la diplomacia de las vacunas.

Incluso, señalan que América Latina es el epicentro de esta situación. Desde la OPS no están de acuerdo con que las vacunas sean usadas como una ventaja política, ya que el acto de adquirirlas debe ser de solidaridad para superar la etapa negativa que ha supuesto la COVID-19 en el mundo.

Países como EEUU y España han anunciado donaciones de vacunas a países pobres de América Latina y el Caribe y desde la OPS esperan que las potencias repliquen esta situación.

La región, sin embargo, está lejos de vivir una situación de cierta normalidad. Los casos continúan en aumento, con medidas que no alcanzan a controlar la situación. De hecho, hay países con medidas más efectivas que otros, y desde la OPS opinan que el desafío va a ser cómo las naciones seguirán lidiando con el control de la transmisión.

Con información de: BBC

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