El acné, ese visitante inesperado que deja huellas, nos lleva a buscar soluciones efectivas. Entre las opciones, dos nombres resuenan con fuerza: ácido glicólico y ácido salicílico. Ambos prometen claridad, pero ¿cuál es el adecuado para ti?

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Ácido glicólico: Un renovador desde las profundidades

Imagina un exfoliante que viaja a las capas más íntimas de tu piel, disolviendo células muertas y estimulando la renovación. Eso es el ácido glicólico, un alfa hidroxiácido (AHA) que se disuelve en agua y que por su pequeño tamaño penetra profundamente. Es como un susurro que despierta la producción de colágeno, suavizando líneas finas y mejorando la textura de la piel.

Si tus marcas de acné son como pequeñas sombras que no desaparecen, el ácido glicólico puede ser tu mejor amigo. También es ideal para pieles secas o maduras que buscan un extra de luminosidad.

Ácido salicílico: Un purificador para pieles rebeldes

Ahora, visualiza un limpiador que se adentra en los poros, limpiando y calmando la inflamación. El ácido salicílico, un beta hidroxiácido (BHA) que se disuelve en aceite, hace precisamente eso. Su tamaño más grande lo hace perfecto para pieles grasas o mixtas, donde el exceso de sebo y los poros obstruidos son el pan de cada día.

Si tus granos son persistentes y el enrojecimiento te acompaña, el ácido salicílico puede ser tu escudo protector. Además, ayuda a controlar la producción de sebo, manteniendo a raya los brillos indeseados.

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¿Cómo elegir el camino correcto?

La decisión entre ácido glicólico y salicílico depende de tu tipo de piel y las necesidades específicas de tu acné:

  • Piel grasa o mixta: El ácido salicílico puede ser tu mejor opción para controlar el sebo y limpiar poros.
  • Piel seca o sensible: El ácido glicólico, con su acción más suave, puede renovar tu piel sin irritarla.
  • Marcas de acné persistentes: El ácido glicólico puede ayudar a desvanecer esas marcas y mejorar la textura general de la piel.
  • Acné inflamatorio: El ácido salicílico, con sus propiedades calmantes, puede reducir el enrojecimiento y la inflamación.

Consejos para un uso seguro

  • Comienza con concentraciones bajas y aumenta gradualmente para evitar irritaciones.
  • Usa protector solar a diario, ya que ambos ácidos aumentan la sensibilidad al sol.
  • Escucha a tu piel: si experimentas irritación, reduce la frecuencia de uso o suspende el producto.
  • Si tienes dudas, consulta a un dermatólogo.

Más allá de los ácidos

Recuerda que el tratamiento del acné es un viaje que requiere paciencia y constancia. Además de los ácidos, considera:

  • Limpiar tu rostro suavemente dos veces al día.
  • Evitar tocar o exprimir los granos.
  • Usar productos no comedogénicos.
  • Mantener una dieta equilibrada y reducir el estrés.

En la búsqueda de una piel clara y radiante, el ácido glicólico y el ácido salicílico son herramientas valiosas. Conociendo sus diferencias y escuchando a tu piel, podrás elegir el camino que te lleve a una piel más sana y feliz.

Fuente: cosmopolitan

Imagen destacada por: Alexander Grey