Cuando sentimos una molestia en una articulación superior o inferior inmediatamente nos preguntamos si ha sido producido por un impacto reciente. Pero, lo cierto es que estas inflamaciones se relacionan con sobrecarga o uso excesivo, mala postura, artritis, incluso con infecciones y se denomina bursitis.

En algunas ocasiones este dolor deriva en bursitis, una inflamación de las bursas, unos pequeños sacos llenos de líquido que se encuentran cerca de las articulaciones. Estas bursas funcionan como cojines que amortiguan el roce entre los huesos, tendones, músculos y piel.

Afecta a personas de todas las edades, especialmente a quienes realizan movimientos repetitivos o deportes de alto impacto. A continuación haremos un recuento sobre los factores más importantes a considerar sobre la bursitis.

¿Cuáles son los síntomas de la bursitis?

Debemos prestar atención cuando las lesiones en las articulaciones son persistentes y se prolongan por mucho tiempo aunque consumamos tratamiento. En la mayoría de los casos estos son los síntomas más frecuentes:

● Dolor: intenso y punzante, que aumenta con el movimiento.
● Hinchazón: visible y palpable en la zona afectada.
● Rigidez: dificultad para mover la articulación.
● Enrojecimiento: en la zona inflamada.
● Calor: al tacto en la articulación.

Foto de Antoni Shkraba de Pexels

Causas de la bursitis

● Movimientos repetitivos: como escribir, usar el mouse, carpintería o practicar deportes.
● Presión constante: sobre una articulación, como arrodillarse o estar de pie durante mucho tiempo.
● Golpes o lesiones.
● Infección: por bacterias o virus.
● Enfermedades reumáticas: como artritis reumatoide o lupus

Lea también: ¿Problemas musculares? Olvídalos tratándolos de una forma sencilla por Miguel Da Silva

Tratamientos para la bursitis

En la mayoría de los casos, la bursitis se puede tratar con éxito con medidas no invasivas. Sin embargo, es importante consultar a un médico para obtener un diagnóstico preciso y descartar otras condiciones médicas.

  • Reposo: evitar actividades que provoquen dolor.
  • Compresión: usar una venda elástica para reducir la hinchazón.
  • Elevación: mantener la articulación por encima del nivel del corazón.
  • Medicamentos: antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno o naproxeno, o analgésicos como paracetamol.
  • Fisioterapia: ejercicios para fortalecer los músculos alrededor de la articulación y mejorar la flexibilidad.
  • Inyecciones: de corticosteroides o ácido hialurónico en casos severos.

Fisioterapia, una alternativa poco invasiva

La fisioterapia puede ser muy eficaz para el tratamiento de la bursitis. En la mayoría de los casos, la fisioterapia puede ayudar a aliviar el dolor y la inflamación, mejorar la movilidad y la función articular, y prevenir la recurrencia de la bursitis.

Es importante consultar con un fisioterapeuta para obtener un diagnóstico preciso y un programa de tratamiento adecuado. El fisioterapeuta te ayudará a alcanzar tus objetivos de recuperación y te enseñará cómo prevenir la recurrencia de la bursitis.

Imagen referencial: Pexels

Fuente: WebConsultas