Es comprensible la preocupación que rodea a la disfunción eréctil (DE) tras la cirugía de cáncer de próstata. Sin embargo, es fundamental aclarar que, si bien es un efecto secundario posible, no es una consecuencia inevitable para todos los pacientes
Disfunción eréctil no es inevitable | Imagen superior de Sasin Tipchai en Pixabay
La probabilidad de experimentar DE después de la cirugía está influenciada por una variedad de factores, lo que permite un enfoque más matizado y esperanzador.
Uno de los factores determinantes es la edad del paciente. Los hombres más jóvenes, en general, tienden a tener una mayor capacidad de recuperación de la función eréctil en comparación con los hombres mayores. Esto se debe a que los tejidos y nervios involucrados en la función eréctil suelen ser más resilientes en individuos más jóvenes. Además, la función eréctil previa a la cirugía juega un papel crucial. Aquellos hombres que disfrutaban de una función eréctil saludable antes de la intervención tienen más probabilidades de recuperar esta función en mayor medida.

El tipo de cirugía realizada también es un factor relevante. Los avances en las técnicas quirúrgicas han permitido desarrollar procedimientos menos invasivos y más precisos. La cirugía robótica, por ejemplo, ofrece una mayor precisión y control, lo que puede minimizar el daño a los nervios y vasos sanguíneos responsables de la función eréctil. Asimismo, la cirugía con preservación de nervios, cuando es posible, busca preservar al máximo estas estructuras vitales.
La experiencia del cirujano es otro aspecto crítico. Los cirujanos con amplia experiencia en la cirugía de cáncer de próstata tienen una mayor habilidad para realizar la intervención de manera precisa y minimizar el riesgo de daño a los nervios y vasos sanguíneos. Su conocimiento profundo de la anatomía y las técnicas quirúrgicas avanzadas puede marcar una diferencia significativa en el resultado funcional.
Afortunadamente, existen diversas opciones de tratamiento disponibles para la DE que pueda surgir después de la cirugía. Los medicamentos orales, como los inhibidores de la PDE5, son una opción común y efectiva para muchos hombres. Estos medicamentos ayudan a mejorar el flujo sanguíneo al pene, facilitando la erección. Las inyecciones de pene, que implican la administración de medicamentos directamente en el pene, son otra alternativa para aquellos que no responden a los medicamentos orales.

Los dispositivos de vacío, que crean una erección al extraer sangre hacia el pene, también pueden ser útiles. En casos más complejos, las prótesis de pene, dispositivos implantados quirúrgicamente, pueden ofrecer una solución permanente. La elección del tratamiento dependerá de las necesidades y preferencias individuales de cada paciente, así como de la evaluación médica.
Es fundamental que los pacientes se informen y discutan abiertamente con sus médicos sobre el riesgo de DE antes de someterse a la cirugía. Esta conversación permitirá establecer expectativas realistas y explorar las opciones de tratamiento disponibles. La recuperación de la función eréctil puede llevar tiempo, y la paciencia y la comunicación abierta con la pareja son esenciales durante este proceso. Existen grupos de apoyo y recursos en línea que pueden brindar información y apoyo emocional a los pacientes y sus familias.
Somos A tu salud… Salud por todos los medios ¡Síguenos por nuestras redes sociales…!