Durante los últimos años, el chemsex, o sexo con drogas, ha aumentado y ganado adeptos a su causa; según las últimas encuestas, un alto porcentaje de las personas consultadas en España ha admitido haber usado drogas estimulantes para que las relaciones sean más intensas.
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Se cree que también los perjuicios podrían estar creciendo, sobre todo aquellos los relacionados con las infecciones de transmisión sexual (ITS), que trae consigo graves consecuencias para la salud, siendo las más importantes los trastornos mentales y las conductas que refieren adicciones.
Para los expertos, la utilización de drogas para tener sexo puede desinhibir y prolongar las sesiones de sexo, y así, tener más probabilidades de tenerlo sin protección.
Además, se añaden otras tres patologías que resultan graves si no se tratan: la clamidia, sífilis y gonorrea. Según el estudio U-Sex, en 22 hospitales los pacientes, más del 60%, admitieron haber usado drogas durante el sexo.
Según las fuentes consultadas, las personas que practican chemsex no suelen tener adicciones a las drogas. Los expertos indican que el problema comienza con el uso desproporcionado de ellas.
Entre las sustancias más usadas en el chemsex está el popper, la ketamina, metanfetamina, cocaína, éxtasis, viagra, espeed o algún derivado del alcohol. Son drogas depresoras, perturbadoras del sistema nervioso que amplifican las sensaciones.
Efecto de las drogas que se usan en el sexo
Alcohol: el más consumido, es hepatotóxico y teratogénico, además, tiene vínculo con la violencia
Popper: no es un psicoactivo, pero es el más consumido en las discotecas por su efecto de «colocón», ya que funciona de vasodilatadora.
Metanfetaminas: Dura entre 12 a 24 horas sus efectos. Suelen privar del sueño a las personas que la consumen
Mefedrona: Su consumo se asocia a episodios de estrechamiento de las arterias, con cambio de coloración y enfriamiento de las extremidades.
