El hongo negro es una complicación infecciosa que están presentando personas que han superado la COVID-19. Aunque desconocido para la mayoría de la gente es, sin embargo, un viejo mal que los especialistas han tratado asociado con otras enfermedades.

El hongo negro o mucormicosis comenzó también a asociarse a la COVID-19 luego de los miles de casos registrados en India a mediados de este año. En agosto se detectó el primero en Venezuela, una mujer de 57 años del estado Mérida.

“Es importante que las personas sepan que no todos los pacientes de COVID-19 van a presentar mucormicosis”, aclaró la internista e infectóloga Patricia Valenzuela.

“Hay ciertas características que deben coincidir en esa persona en ese momento para que se desarrolle la mucormicosis, que no es un hongo nuevo. En Venezuela ya hemos tenido la desafortunada oportunidad de atender pacientes con mucormicosis antes de la pandemia, aunque no es frecuente”, señaló.

“Hay otras afecciones o enfermedades crónicas que predisponen a un paciente a padecer de mucormicosis”, explicó.

La diabetes mellitus o los tratamientos con esteroides son dos casos. También las personas que reciben tratamiento o terapia de inmunomodulación porque han recibido un trasplante de órgano solido o trasplante por alguna patología hematoncológica

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Explicó que la mucormicosis es una infección por un hongo filamentoso muy agresivo. “Y la característica es que la persona tiene una condición que la inmunosuprime o la inmunocompromete. Por eso aparece en el contexto de estos pacientes y la COVID-19 se está agregando”, apuntó.

En su alerta epidemiológica del 11 de junio de este año la Organización Panamericana de la Salud (OPS) incluyó la mucormicosis asociada a la COVID-19 (CAM). Ante el incremento de casos en el hemisferio, recomendó a los Estados preparar los servicios de salud para minimizar la morbilidad y mortalidad por CAM.

El hongo negro y el abuso de esteroides

La evidencia clínica demuestra que hay una reducción de la mortalidad por COVID-19 con el uso de dexametasona. “Sabemos que hay una dosis específica no tan alta (de 6 a 8 mg orden/día); y un número de días determinados, que son 10”, añadió la también vicepresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología.  

“Pero también sabemos que no todo el mundo sigue estas pautas. A veces se prolonga un poco más el uso del esteroide o a veces se usan dosis más altas. Definitivamente, el esteroide disminuye las defensas del organismo. La infección por SARS-CoV-2 produce una respuesta inmunológica exagerada de la persona para defenderse del virus. El esteroide ayuda a modular esta respuesta inmunológica exagerada”, apuntó.

En ese sentido refirió que cuando se revisan los antecedentes de personas que presentan mucormicosis “vemos que pudo haber un abuso del uso de esteroides”. “Esto también predispone y aumenta las probabilidades de que la persona presente mucormicosis”. La mucormicosis se transmite a través de inhalación, ingestión directa o inoculación directa del hongo filamentoso, refirió. “La transmisión de persona a persona no está descrita”, aseguró.

Aquí juegan un papel importante las condiciones de saneamiento de la institución de salud, así como el lavado de manos con agua y jabón. “Históricamente siempre hemos insistido en esto, antes y después de la pandemia. Es importante para evitar que haya transmisión de cualquier tipo de ente microbiológico relacionado a la atención de la salud”.

«Lo importante es que debemos seguir cuidándonos, seguir con la práctica de las medidas de prevención. Y si se le presenta la oportunidad de vacunarse, no la pierda, vacúnese. Y siga cuidándose porque lo más importante es la prevención contra la COVID-19”, recomendó.