Dengue: Una Enfermedad Viral Transmitida por Mosquitos
El dengue es una enfermedad infecciosa causada por uno de los cuatro serotipos de virus del dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4), que pertenecen a la familia Flaviviridae. Es una de las enfermedades virales transmitidas por mosquitos más extendidas a nivel mundial, especialmente en regiones tropicales y subtropicales. Imagen superior de Jason Deines en Pexels.

La infección es transmitida principalmente por la picadura de mosquitos hembra de la especie Aedes aegypti y, en menor medida, por Aedes albopictus. Estos mosquitos son diurnos, lo que significa que pican principalmente durante el día, particularmente al amanecer y al anochecer. La enfermedad puede manifestarse de forma leve o grave. La presencia de sus cuatro serotipos implica que una persona puede infectarse hasta cuatro veces a lo largo de su vida

Cada infección por un serotipo diferente confiere inmunidad permanente contra ese serotipo en particular, pero no contra los otros. De hecho, las infecciones secundarias pueden aumentar el riesgo de desarrollar formas más graves de la enfermedad.
Síntomas, Diagnóstico y Progresión de la Enfermedad
Los síntomas del dengue pueden variar ampliamente, desde una enfermedad asintomática hasta cuadros severos. La fase febril suele durar entre 2 y 7 días y se caracteriza por la aparición súbita de fiebre alta (hasta 40°C). Otros síntomas comunes en esta fase incluyen dolor de cabeza intenso, dolor detrás de los ojos (retro-ocular), dolores musculares y articulares severos (conocidos como «fiebre rompehuesos» por su intensidad), náuseas, vómitos y erupciones cutáneas (sarpullido) que pueden aparecer entre 3 y 5 días después del inicio de la fiebre.

Después de la fase febril, algunas personas pueden progresar a la fase crítica, que generalmente comienza alrededor del día 3 al 7 de la enfermedad, coincidiendo con la disminución de la fiebre. Esta fase es la más peligrosa porque es cuando pueden manifestarse complicaciones graves. Los signos de alarma incluyen dolor abdominal intenso y continuo, vómitos persistentes, respiración acelerada, sangrado de encías o nariz, fatiga, irritabilidad o inquietud, y sangre en el vómito o las heces. Estos signos indican una posible fuga de plasma, hemorragias o disfunción orgánica, y requieren atención médica urgente.

El diagnóstico del dengue se realiza mediante la detección del virus o de sus componentes (antígeno NS1) en la sangre del paciente durante los primeros días de la enfermedad (fase aguda), o mediante la detección de anticuerpos específicos (IgM e IgG) a partir del quinto día y en fases posteriores. Un diagnóstico temprano y una vigilancia de los signos de alarma son cruciales para el manejo efectivo de la enfermedad y la prevención de complicaciones.
Tratamiento, Prevención y Control del Dengue
Actualmente, no existe un tratamiento antiviral específico para el dengue. El manejo de la enfermedad es principalmente de soporte y sintomático. En casos de dengue no grave, el tratamiento se centra en aliviar los síntomas: reposo, hidratación adecuada (ingesta de líquidos orales) y uso de paracetamol para la fiebre y el dolor. Es fundamental evitar el uso de aspirina, ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), ya que pueden aumentar el riesgo de hemorragias.

Para los casos de dengue grave o con signos de alarma, la hospitalización es necesaria para un monitoreo estricto de los signos vitales, manejo de líquidos intravenosos y, si es necesario, transfusiones de sangre. La detección temprana y el acceso a una atención médica adecuada pueden reducir drásticamente la mortalidad por dengue grave.
La prevención y el control del dengue se basan principalmente en la eliminación de los criaderos del mosquito Aedes aegypti y en la protección personal contra sus picaduras. Las estrategias clave incluyen:
- Eliminación de criaderos: El Aedes aegypti se reproduce en depósitos de agua limpia. Es fundamental eliminar o cubrir recipientes que puedan acumular agua (floreros, neumáticos, cubos, macetas, tanques de agua). Vaciar y limpiar estos recipientes regularmente.
- Protección personal: Usar repelentes de mosquitos en la piel expuesta, vestir ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, y usar mosquiteros en camas y ventanas, especialmente durante el día.
- Fumigación y control vectorial: En situaciones de brote, las autoridades de salud pública pueden realizar fumigaciones para reducir la población de mosquitos adultos. Sin embargo, estas medidas son complementarias a la eliminación de criaderos.
- Educación y concienciación: Informar a la comunidad sobre los riesgos del dengue y las medidas preventivas es esencial para una participación activa en el control de la enfermedad.

El desarrollo de vacunas contra el dengue es un área activa de investigación. Actualmente, existe una vacuna aprobada en algunas regiones (Dengvaxia) para personas que ya han tenido una infección previa por dengue. Otra vacuna (TAK-003 o Qdenga) ha mostrado resultados prometedores y está siendo implementada en varios países, ofreciendo una nueva herramienta en la lucha global contra esta creciente amenaza para la salud pública.
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