El fisting se conoce como una práctica sexual extrema; la cual consiste en introducir una mano en la vagina o el ano de la pareja. Si se realiza de forma sana, puede resultar excitante; sin embargo, si no hay prudencia, puede causar graves lesiones. Por esto, ese esencial practicar antes de realizarla.
Los expertos indican que el fisting puede implicar la penetración vaginal o anal. Por lo tanto, cualquier persona puede practicarlo; pero siempre se tiene que tomar en cuenta la técnica, para evitar alguna lesión o molestias poesteriores.
Fisting: juego erótico peligroso
Como es de suponerse, el fisting conlleva algunos riesgos; como las lesiones, sangrados o incluso la posibilidad de contraer infecciones de transmisión sexual. De hecho, se trata de una práctica que requiere paciencia, preparación y confianza, para evitar complicaciones.
Según algunos estudios, publicados en el Journal of Forensic and Legal Medicine, el 22% de las personas encuestadas tenían lesiones externas en la zona genital o anal, luego de practicar fisting. Luego, la mayoría de ellos presentaba traumas internos, haciendo que esta no sea una práctica fácil en lo absoluto.
Además, al margen de la intensa estimulación vaginal o anal, las personas descubren «poder y empoderamiento», haciendo que se establezca una dinámica de dominación y sumisión en el juego erótico.
“A pesar de ser una práctica que conlleva riesgos, las personas que experimentan el fisting lo describen como placentero y excitante. Además, al margen de la intensa estimulación vaginal o anal que se produce, también implica autodescubrimiento y poder: por un lado, quien lo practica afirma haber conocido más y mejor su cuerpo; por el otro, es común sentir una sensación de empoderamiento y que se establezca una dinámica de dominación y sumisión en el juego erótico”, agregan.