Vives con un dolor persistente y un cansancio profundo que parece no tener una causa clara. Has visitado a innumerables médicos y te han dicho que tus síntomas no encajan con ninguna enfermedad específica. Este es el día a día para quienes tienen fibromialgia, una afección compleja que a menudo no se comprende por completo.
La fibromialgia no es una enfermedad de los huesos o los músculos. Es un trastorno que amplifica las sensaciones de dolor y se cree que afecta la forma en que tu cerebro y tu médula espinal procesan las señales de dolor. Comprender este padecimiento es el primer paso para encontrar un camino hacia el alivio y una mejor calidad de vida.

La ciencia detrás del dolor
La fibromialgia es un misterio para la medicina. Aunque no se conoce su causa exacta, los científicos creen que los factores genéticos y las infecciones o lesiones pueden ser detonantes. Los estudios muestran que la fibromialgia aumenta la actividad de los neurotransmisores del dolor en tu cerebro.
El cerebro de una persona con fibromialgia percibe el dolor de manera diferente, lo que significa que un simple roce o una presión leve pueden causar una molestia intensa. El diagnóstico se basa en la evaluación de los síntomas y la exclusión de otras enfermedades.
Los síntomas que te afectan
Si tienes fibromialgia, es probable que experimentes una combinación de síntomas que afectan tu vida diaria. A continuación, los más comunes:
- Dolor generalizado: Puedes sentir un dolor sordo y constante en todo tu cuerpo, a menudo en áreas específicas llamadas «puntos sensibles».
- Fatiga crónica: El cansancio es abrumador y no mejora, incluso después de un largo período de descanso.
- Problemas de sueño: Es común que duermas mal y te despiertes sin sentirte descansado, lo que empeora la fatiga.
- Dificultad cognitiva: Se presenta como un «cerebro fibroso» que te provoca problemas de memoria, concentración y pensamiento.
- Otros síntomas: Puedes tener dolores de cabeza, problemas de vejiga, síndrome del intestino irritable y sensibilidades a la luz y el sonido.
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Un plan de manejo para vivir mejor
Si bien no hay una cura, la fibromialgia puede manejarse para mejorar tu calidad de vida. El tratamiento suele ser integral y combina múltiples enfoques.
El ejercicio es fundamental, y debe ser de bajo impacto como caminar, nadar o practicar yoga, lo que puede reducir el dolor. Las terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual, pueden ayudarte a desarrollar estrategias de afrontamiento. Además, es importante que duermas bien y que mantengas una dieta equilibrada para reducir los síntomas.

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