En algún momento de tu vida, es muy probable que experimentes una gastroenteritis aguda. Esta afección, comúnmente conocida como «gripe estomacal», aunque no tiene relación con la influenza, es una de las enfermedades digestivas más frecuentes. Se caracteriza por una inflamación del revestimiento del estómago y los intestinos, generando un gran malestar.
Aunque suele ser una condición pasajera que se resuelve por sí sola, sus síntomas pueden ser muy molestos y, en ocasiones, provocar deshidratación. Por ello, es importante que conozcas sus causas, cómo reconocer sus señales y, sobre todo, cómo cuidarte para una pronta recuperación y evitar complicaciones.

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Causas principales de la enfermedad
La mayoría de las veces, la gastroenteritis es de origen infeccioso. Los virus son los culpables más habituales, con el norovirus y el rotavirus a la cabeza. Estos agentes patógenos se transmiten fácilmente a través del contacto con una persona infectada o al tocar superficies contaminadas.
Sin embargo, las bacterias, como la salmonela, y los parásitos también pueden causar gastroenteritis. El contagio suele ocurrir al consumir agua o alimentos que no han sido manipulados o almacenados correctamente.
Síntomas que debes identificar
Los síntomas de la gastroenteritis aparecen de forma brusca y pueden variar en intensidad. Si sientes que algo no está bien en tu estómago, presta atención a estas señales.
- Diarrea: Suele ser acuosa y es el síntoma más característico de la afección.
- Náuseas y vómitos: A menudo, son los primeros síntomas en aparecer, acompañados de una sensación de malestar estomacal.
- Dolor abdominal: Puedes sentir calambres o retortijones en la zona del vientre.
- Fiebre: En algunos casos, la gastroenteritis puede ir acompañada de una fiebre baja o moderada.
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El cuidado es la clave
El principal peligro de la gastroenteritis es la deshidratación. Para combatirla, es vital que repongas los líquidos y electrolitos que pierdes. Bebe pequeñas cantidades de agua, caldos o soluciones de rehidratación oral con frecuencia.
También debes cuidar tu alimentación. Opta por una dieta blanda, como arroz hervido, puré de patata o pan tostado. Evita los alimentos grasos, picantes y los productos lácteos, ya que pueden irritar aún más tu estómago. Si los síntomas persisten o son muy intensos, busca atención médica de inmediato.

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