Aunque en la mayoría de los casos es una condición fisiológica normal y leve, resultado de los profundos cambios que experimenta el cuerpo femenino para adaptarse al crecimiento del bebé, es importante entender sus causas. Así podrás diferenciar cuándo es algo benigno o un signo de una complicación
Hinchazón en el Embarazo | Imagen superior de Manuel Alejandro Leon en Pixabay
La retención de líquidos, médicamente conocida como edema, es un síntoma muy común durante el embarazo, especialmente en el segundo y tercer trimestre. Se manifiesta como hinchazón, principalmente en los pies, tobillos, piernas, y a veces en manos y cara.
Cambios Fisiológicos Normales del Embarazo
El cuerpo de una mujer embarazada atraviesa una serie de adaptaciones extraordinarias que son las principales responsables de la retención de líquidos.
Primero, se produce un aumento significativo del volumen sanguíneo. Durante el embarazo, el volumen de sangre en el cuerpo de la mujer puede incrementarse entre un 30% y un 50%. Esto tiene la finalidad de satisfacer las necesidades del feto en crecimiento y prepararse para la pérdida de sangre durante el parto. Este aumento de líquido en el sistema circulatorio, aunque necesario, ejerce más presión sobre las paredes de los vasos sanguíneos. Así se facilita que el líquido se filtre hacia los tejidos circundantes.

Segundo, las hormonas juegan un papel crucial. El embarazo se caracteriza por un aumento considerable en los niveles de hormonas como la progesterona y los estrógenos. La progesterona, en particular, tiene un efecto relajante sobre la musculatura lisa, incluyendo la de los vasos sanguíneos. Esta relajación puede disminuir el tono de las venas, dificultando el retorno de la sangre al corazón. Esto favorece la acumulación de líquido en las extremidades inferiores por efecto de la gravedad. Además, las hormonas pueden influir en la retención de sodio (sal) por parte de los riñones, y donde hay sodio, el agua tiende a seguirlo.
Tercero, el útero en crecimiento ejerce presión sobre los vasos sanguíneos. A medida que el útero aumenta de tamaño para albergar al bebé, ejerce presión sobre las grandes venas pélvicas. Especialmente, sobre la vena cava inferior. Esta vena es la principal responsable de devolver la sangre desde la parte inferior del cuerpo al corazón. La compresión ralentiza el flujo sanguíneo, provocando que el líquido se acumule en las piernas y los pies. Este efecto es más pronunciado cuando la mujer permanece de pie o sentada durante mucho tiempo, o cuando duerme boca arriba.
Factores Contribuyentes y Agravantes
Además de los cambios fisiológicos inherentes al embarazo, existen otros factores que pueden contribuir o agravar la retención de líquidos.
El clima caluroso es un factor ambiental significativo. Las altas temperaturas ambientales causan una mayor dilatación de los vasos sanguíneos, lo que puede ralentizar aún más el retorno venoso y facilitar que el líquido se escape de los capilares a los tejidos circundantes. Por esta razón, la hinchazón tiende a ser más notoria durante los meses de verano o en climas cálidos.

La inactividad física o permanecer en una misma posición durante periodos prolongados también empeora la retención. Estar mucho tiempo de pie o sentado dificulta que el sistema circulatorio bombee la sangre de regreso al corazón, permitiendo que la gravedad actúe y cause acumulación de líquido en las extremidades inferiores. La falta de movimiento de los músculos de las piernas, que actúan como una «bomba» para el retorno venoso, contribuye a este problema.
Aunque la sal es necesaria en la dieta, el consumo excesivo de sodio puede exacerbar la retención de líquidos. Como se mencionó, el sodio favorece la retención de agua en el cuerpo, por lo que una dieta rica en alimentos procesados, embutidos o comidas muy saladas puede hacer que la hinchazón sea más pronunciada.
Cuándo la Retención de Líquidos Puede Ser una Señal de Alarma
Si bien el edema leve es una parte normal del embarazo, hay situaciones en las que un aumento repentino o severo de la hinchazón, especialmente si va acompañado de otros síntomas, puede ser un indicio de una complicación más grave que requiere atención médica inmediata.
Una de las condiciones más preocupantes es la preeclampsia. Esta es una complicación seria del embarazo caracterizada por hipertensión arterial (presión arterial alta) y signos de daño en otros órganos, más comúnmente los riñones (evidenciado por proteína en la orina). La hinchazón repentina y significativa, especialmente en la cara, las manos y alrededor de los ojos, junto con síntomas como dolores de cabeza intensos, cambios en la visión (visión borrosa, destellos), dolor en la parte superior del abdomen y náuseas/vómitos, son señales de alarma de preeclampsia y requieren una evaluación médica urgente.

Otras condiciones menos comunes pero serias que pueden causar hinchazón y que deben ser descartadas incluyen la trombosis venosa profunda (TVP). Se trata de la formación de un coágulo de sangre en una vena profunda, generalmente en la pierna. En este caso, la hinchazón suele ser asimétrica (afecta solo a una pierna o una más que otra), acompañada de dolor, enrojecimiento y calor en la zona afectada. También, aunque raro, problemas cardíacos subyacentes o complicaciones renales pueden manifestarse con edema más severo.
Es fundamental que cualquier mujer embarazada que experimente una hinchazón repentina, grave, o que se acompañe de los síntomas mencionados, contacte a su médico de inmediato. Un monitoreo adecuado por parte del equipo de atención médica es esencial para asegurar un embarazo saludable y detectar a tiempo cualquier posible complicación.
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