La apnea del sueño es un trastorno bastante común pero no por ello debemos dejar de prestarle la atención que merece. Como conocemos a mucha gente que ronca solemos creer que no es algo por lo que debamos preocuparnos. Incluso, hasta hacemos bromas a esos amigos que roncan mucho y no dejan dormir a los demás cuando viajamos en grupo. Pero, ojo, es algo que puede afectar el bienestar general de una persona y hasta el de su entorno íntimo o social.

“Roncar no es normal”, advierte, de entrada, la otorrinolaringóloga Sajidxa Mariño, fundadora y directora del centro Respira Libre. “Tendemos a tomar como una gracia el hecho de que alguien ronque muchísimo. No lo consideran una enfermedad, y lo es”, asegura la especialista.

“El ronquido es sencillamente la respiración ruidosa durante el sueño. Pero cuando se pasa de esa respiración ruidosa a unos cuantos segundos sin respirar, entonces se habla de apnea del sueño. Y esto puede llegar a producir cambios importantes en la salud”, explica.

Estos cambios pueden ser de tal magnitud que pueden producir crisis hipertensivas o trastornos en la glicemia y convertir en diabética a la persona. También trastornos o disminución en la producción de la hormona del crecimiento porque no hay un descanso adecuado durante la noche. “Está demostrado que la hormona del crecimiento mantiene un poco más activas todas las células en los adultos”, enfatiza Mariño.

Esta falta de descanso adecuado en las noches provoca una pérdida de atención en las actividades cotidianas que hacemos en el día. Por ejemplo, la persona se puede quedar dormida al conducir su auto, “lo que podría generar un accidente importante”, advierte la experta.

Apnea del sueño también en niños y jóvenes

“Entonces, es sumamente importante atender los ronquidos y sobre todo la apnea del sueño. Eso no es normal. La gente dice ´bueno, yo ronco un poquito´. No. No es normal roncar. Y esto sin hablar del trastorno social que esto produce a nivel de pareja o de familia. Incluso la gente se limita a salir o a compartir por todo lo que esto molesta al resto de la gente”, sostiene Mariño.

Y es importante atenderlo también en los niños y jóvenes, pues en estas edades igualmente se pueden presentar dificultades para respirar.

“Todo niño que emita sonidos al dormir o que duerma con la boca abierta debe ser evaluado por su pediatra. Y sobre todo aquellos que son muy inquietos, a los que les cuesta encontrar la posición adecuada para dormir o que se mueven mucho”, precisa la especialista.

Lea también: ¿Padre sobreprotector? Esto es con usted

“Lo adecuado en los niños pequeños es hacerle unos rayos X para ver el paquete de adenoides si está muy grande y obstructivo. Hasta los dos años de edad es normal que esté grande. Hasta esa edad lo normal es que se produzcan los glóbulos blancos en el tejido adenoideo. Luego, la médula ósea, el timo y el vaso son los que se van a encargar de producir los glóbulos blancos”, explica.

La falta de una buena respiración puede tener muchísimas consecuencias en el desarrollo normal de un niño. Puede tener problemas de crecimiento, por los trastornos que esto ocasiona en la producción de la hormona del crecimiento. “También puede tener malformaciones en la dentadura; o va a tener el pecho retraído porque no se llenan bien los pulmones; retraso en la audición y en el desarrollo del lenguaje. Son muchísimas cosas”, sostiene.

Roncar no es un chiste

Lo primero que debe hacer un adulto que tenga problemas de respiración es tomar conciencia de que no es un tema para hacer chistes. “Tendemos mucho a tomar como una gracia el hecho de que alguien ronque muchísimo y no lo consideran como una enfermedad. Pero lo es y deben ir a un especialista para buscar la solución antes de sufrir todas las consecuencias metabólicas que puede acarrear”, dice Mariño.

Los ronquidos tienen varios niveles que se deben estudiar para saber cuál es la corrección que corresponde. Lo primero que hay que evaluar es si se trata de una obstrucción a nivel de nariz o de paladar. También puede ser consecuencia de un problema maxilofacial. Una tercera posibilidad es que haya un problema pulmonar. Y por último, puede deberse a problemas de obesidad.

“El especialista que debe evaluar a este paciente es el otorrinolaringólogo. Este determinará, en primer lugar, si existe una obstrucción en nariz o paladar y pasará a resolver quirúrgicamente. Si vemos que hay alguna alteración maxilar, habrá que trabajar en conjunto con cirujanos maxilofaciales o con odontólogos. Después habría que revisar, sobre todo en estos momentos, si hay problemas pulmonares. Eso hay que evaluarlo conjuntamente con un neumólogo. Y lo último, si el paciente tiene obesidad”, apuntó.

“Entonces, la primera evaluación la debe hacer el otorrinolaringólogo para luego decidir con cuál de ese equipo multidisciplinario trabajará”, aclaró.

Foto destacada de Personas creado por nensuria – www.freepik.es