Las membranas que recubren tu cerebro, conocidas como meninges, cumplen una función protectora esencial. Cuando estas capas se inflaman, se produce una condición médica seria que requiere atención inmediata para prevenir complicaciones.
Entender las causas, síntomas y tratamientos de esta inflamación es crucial para una acción oportuna. Con motivo del Día Mundial contra la Meningitis, el Dr. Vladimir Fuenmayor, neurólogo, comparte información valiosa sobre esta afección que puede impactar a personas de cualquier edad.

Imagen de Halcyon Marine Healthcare Systems en Pixabay
¿Qué sucede cuando las meninges se inflaman?
La inflamación de las meninges, esas delicadas membranas que envuelven el cerebro y la médula espinal, es lo que define a esta condición. Para visualizarlo, el Dr. Fuenmayor utiliza un símil: si el cerebro fuera una «hallaca», las hojas que la envuelven serían las meninges, y su inflamación, la enfermedad.
Estas membranas, aunque delgadas, son varias: la duramadre (externa), la aracnoides (intermedia) y la piamadre (interna, pegada al cerebro). Es la inflamación de estas capas la que desencadena el conjunto de síntomas característicos.
Identificando las señales clave
Reconocer los síntomas tempranamente es vital. Presta atención a las siguientes manifestaciones que podrían indicar una inflamación meníngea:
- Dolor de cabeza intenso: Se describe como una cefalea de inicio súbito, agudo y de gran intensidad.
- Fiebre y malestar general: Acompañados de decaimiento, fatiga y somnolencia.
- Alteración del estado mental: Puedes experimentar confusión, desorientación o una tendencia excesiva a dormir.
- Rigidez de nuca: La dificultad o dolor al intentar flexionar el cuello hacia adelante es un signo cardinal.
- Otros síntomas graves: Vómitos (a menudo descritos «en proyectil») y, en situaciones más severas, la aparición de convulsiones.
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Orígenes, diagnóstico y abordaje terapéutico
Las causas más frecuentes de esta inflamación son las infecciones. Los virus, como los enterovirus, son una causa común en niños, y durante la pandemia, el SARS-CoV-2 también demostró poder causarla. Las bacterias son otra causa importante, así como hongos y parásitos, especialmente si tu sistema inmunitario está comprometido.
El Dr. Fuenmayor menciona que incluso hay causas no infecciosas, como la inflamación inducida por radioterapia o quimioterapia en pacientes con cáncer. Para determinar el origen específico, es crucial realizar una punción lumbar, que permite obtener una muestra de líquido cefalorraquídeo para su análisis.
El tratamiento se dirige al agente causal identificado: antivirales para virus, antibióticos para bacterias, antifúngicos para hongos, o antiparasitarios. Además, se manejan los síntomas como el dolor y la deshidratación. La prevención, mediante vacunas como la del meningococo (una bacteria muy contagiosa), es una herramienta primordial, especialmente para personal de salud y niños en riesgo.

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