Este mes de las madres te escribo a ti; si, a ti, que aún no lo has logrado, pero tu corazón lo anhela con todas sus fuerzas. A ti, que lo lograste, pero por tan sólo unas semanas; te escribo a ti, que tuviste que irte a casa con los brazos vacíos; a ti, que piensas que ser madre es sólo si el bebe llega a tus brazos y no imaginas que eres madre desde ese mismo instante que oíste su corazón latir dentro de ti

A ti, te escribo este mes de las madres, que quizás sientes el mundo caerte encima; que pasó un año más sin poder lograrlo, o si este año tendrías por primera vez en tus brazos a tu bebé, como es mi caso. A ti, que quizás el domingo, Día de las Madres, no quisiste felicitar a nadie, y que se asomaron las lágrimas en varios instantes de ese día.

Y te escribo para decirte que está bien, que no es malo lo que sientes y que vivir tus emociones es lo más sano que puedes hacer.

Así comencé, entonces acepté que sí había pasado algo y muy grande. ¡Era una vida que había iniciado en mi vientre!; y que, aunque por varios días pensé que no había pasado nada y que no había existido y que todo había sido un sueño, la realidad es que fue cierto.

Esa bebita mágica me hizo sentir, ¡me hizo ilusionar!, me devolvió la fe, me hizo vibrar en la sintonía más alta de toda mi vida.

Recuerdo que después de mi pérdida al llegar a casa sentí un deseo tan fuerte llorar,  que no pude parar por algunas horas. Entonces entendí que era porque lo había ignorado y era el momento de llorarle.

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Cuántas veces vivimos con un sentimiento que quizás lastima nuestras vidas y por dolor no lo reconocemos. Sin embargo, entendí qué hay momentos donde tienes que parar y reconocer tu alegría, tu dolor y tristeza y sanar para seguir adelante…

En el transcurso de este camino, he encontrado señales que me dicen que hago lo correcto; mi bebe tiene su nombre, se llama Alaia; tiene su lugar dentro de mi núcleo familiar y en la sociedad. Incluso, ante la pregunta común al ver una pareja sólida como la nuestra, de «¿tienen niños?», respondo firme «Sí, una bebe en el cielo»; porque no sirve de nada seguir adelante si no aceptas lo vivido. El Día de la Madre es un día en el que todas las madres reciben felicitaciones, regalos, muestras de reconocimiento por su labor diaria; por el cuidado a sus hijos y sus familias… Sin embargo, no es un día feliz para todas las madres. Para las madres que se encuentran con los brazos vacíos es un día un poco extraño; o para aquellas que lo anhelan con toda su alma, pero ese positivo ha tardado.

Muchas de estas madres viven su maternidad invisible, en silencio; ya que como no hay bebé al que acunar o cuidar, esa mamá no recibe una felicitación y menos un regalo…

El Día de la Madre se celebra con alegría si estás embarazada, pero cuando ese embarazo no llega a término ¿Qué ocurre? ¿Dejas de ser madre?; es decir, el año pasado, o hace unos meses, me felicitas porque voy a ser madre; y después, como no tengo un bebé en brazos, ¿he perdido el papel de madre?

¿Ya no tengo derecho a celebrar ese día hasta que no tenga un bebé vivo en mis brazos?

Una madre puede ser madre desde la vida y desde la muerte.

Esta frase puede parecer extraña pero es real: Somos madres aunque nuestros hijos murieran y no estén con nosotros.

Otra cosa es que esa madre no quiera o no se sienta con fuerza para celebrar ese día porque sea muy doloroso recordar o revivir momentos que aún no está preparada para afrontar.

El día de la madre es también un día para felicitar a las madres que no tienen a sus bebés en brazos.

Mamás que muchas veces viven en silencio su dolor o incluso, sienten la ambivalencia de que la feliciten por su hijo vivo pero no por el  que no llegó a nacer o por que el murió poco después del parto.

Una madre es madre los 365 días del año, las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Puede que solo vivieras la felicidad de ser mamá unas horas, unas semanas o unos meses o incluso que vieras la preciosa carita de tu bebé y luego tuvieras que despedirte de él.

Tú eres madre y cada día te acuerdas de tu hijo a pesar de no poder cuidarlo, mecerlo, besarlo, acariciarlo y llevar a cabo tantos sueños e ilusiones que un día se rompieron con su pérdida.

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Sé que estas palabras pueden no animarte ni consolarte en este momento, pero sí te digo, compañera, que a pesar de que tus días de la madre sean diferentes no dejes de celebrarlos, de homenajear a tu pequeño, de recordar su paso por tu vida a pesar de la fugacidad de algunas vivencias.

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El día de la madre es cada día

Nuestros pequeños están presentes en nuestra vida cotidiana, en gestos, en recuerdos en experiencias que a pesar del dolor se pueden transformar en amor y ser un gran recuerdo que cada día nos haga sonreír sintiéndonos orgullosas de ser madres, de ser sus madres, de cada uno de esos bebés que ya no están con nosotras.

Feliz mes de las madres:

A todas las mamás que tienen un pequeño al que no pueden abrazar, a pesar de tener los brazos vacíos ellos siempre nos acompañan y nos regalan señales muy especiales.

Somos mamás que amamos con el corazón, aunque nuestros hijos no están a nuestro lado, es la esperanza la que nos mantiene en pie de que un día estaremos junto a nuestros ángeles. Un día hija espérame, que un día llegare a tu lado.

Y felicitaciones a ti también mama de corazón que estas en la batalla por lograr ser madre, porque te convertiste en mamá desde el mismo instante en que comenzaste a soñar con hacerlo realidad.

Estoy para ti siempre, solo a un clic de un mensaje a través de mis redes sociales @mipropositocreandovida y @yuraimamedinave.

Te admiro, te abrazo y te honro.

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