Los mycoplasmas son microorganismos únicos dentro del reino bacteriano por carecer de pared celular. Esta ausencia de pared celular les confiere una forma pleomórfica. Es decir, pueden adoptar diversas formas, y también los hace inherentemente resistentes a los antibióticos que actúan inhibiendo la síntesis de la pared celular

El término «microplasma genital» se refiere a la presencia de bacterias del género Mycoplasma que colonizan el tracto urogenital humano. Dentro de este género, varias especies pueden encontrarse en esta área. La de mayor relevancia clínica es Mycoplasma genitalium, debido a su asociación con diversas condiciones inflamatorias y complicaciones tanto en hombres como en mujeres. Imagen superior de Edward Jenner en Pexels.

Mycoplasma genitalium es una bacteria de transmisión sexual (ITS). Se ha identificado como una causa importante de uretritis no gonocócica en hombres, además de cervicitis y enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) en mujeres. A diferencia de otras especies de mycoplasmas que pueden formar parte de la flora comensal del tracto genital, M. genitalium se considera un patógeno que requiere tratamiento.

Microplasma genital
Foto de Edward Jenner en Pexels

Su pequeño genoma y su lento crecimiento in vitro dificultan su detección y estudio en comparación con otras bacterias de transmisión sexual más comunes. La comprensión de su biología y su interacción con el sistema inmunológico del huésped es fundamental para desarrollar estrategias diagnósticas y terapéuticas eficaces.

Otras especies de Mycoplasma que pueden encontrarse en el tracto genital incluyen Mycoplasma hominis y Ureaplasma urealyticum. Si bien estas especies pueden estar presentes en individuos sanos sin causar síntomas, en ciertas circunstancias pueden asociarse con infecciones como vaginosis bacteriana, uretritis y corioamnionitis en el embarazo. Sin embargo, su papel patogénico no está tan claramente definido como el de M. genitalium, y su detección no siempre requiere tratamiento a menos que se presenten síntomas y se excluyan otras causas. Por lo tanto, cuando se habla de «microplasma genital» en un contexto clínico, la atención se centra principalmente en Mycoplasma genitalium debido a su probada capacidad para causar enfermedad y sus implicaciones para la salud sexual y reproductiva.

Características Biológicas y Patogénicas de Mycoplasma genitalium

Mycoplasma genitalium es una bacteria diminuta, considerada una de las bacterias autorreplicantes más pequeñas conocidas. Su genoma reducido refleja su dependencia del huésped para obtener nutrientes y otros factores esenciales para su supervivencia. Carece de las vías metabólicas necesarias para sintetizar muchos componentes celulares. Esto explica su lento crecimiento en medios de cultivo artificiales y su naturaleza parasitaria. Su membrana plasmática contiene esteroles, una característica inusual en las bacterias, que adquiere del entorno del huésped, principalmente colesterol.

La patogenicidad de M. genitalium se atribuye a varios factores de virulencia que le permiten adherirse a las células epiteliales del tracto urogenital, evadir la respuesta inmunológica del huésped y causar inflamación. Se ha demostrado que proteínas de adhesión específicas en la superficie de la bacteria interactúan con receptores en las células del huésped. Así, facilita la colonización y persistencia de la infección. Además, M. genitalium puede inducir la liberación de citocinas proinflamatorias, contribuyendo al desarrollo de uretritis, cervicitis y EIP.

Microplasma genital
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Una de las características más preocupantes de M. genitalium es su capacidad para desarrollar resistencia a los antibióticos comúnmente utilizados para tratar las infecciones de transmisión sexual. Esta resistencia se debe a mutaciones en genes bacterianos específicos y se ha convertido en un desafío significativo para el manejo clínico de la infección. La propagación de cepas resistentes de M. genitalium podría tener importantes implicaciones para la salud pública, dada su asociación con complicaciones graves en mujeres, como infertilidad y embarazo ectópico, y su potencial papel en la transmisión del VIH.

Manifestaciones Clínicas y Diagnóstico del Microplasma Genital (Mycoplasma genitalium)

La infección por Mycoplasma genitalium se caracteriza por una amplia variabilidad en sus manifestaciones clínicas. Una proporción significativa de individuos infectados, tanto hombres como mujeres, pueden ser asintomáticos. Esto facilita la transmisión inadvertida de la bacteria a sus parejas sexuales. Cuando los síntomas están presentes, pueden ser inespecíficos y superponerse con los de otras infecciones de transmisión sexual. Eso dificulta el diagnóstico basado únicamente en la presentación clínica.

En hombres, M. genitalium es una causa importante de uretritis no gonocócica, que se manifiesta con síntomas como secreción uretral, disuria (dolor al orinar) y prurito uretral (picazón en la uretra). También se ha asociado con epididimitis (inflamación del epidídimo) y prostatitis (inflamación de la próstata).

En mujeres, la infección por M. genitalium puede causar cervicitis (inflamación del cuello uterino), con síntomas como flujo vaginal anormal, sangrado intermenstrual o postcoital y dolor pélvico. Además, se ha implicado en el desarrollo de enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). Esta es una condición grave que puede provocar complicaciones a largo plazo como infertilidad, embarazo ectópico y dolor pélvico crónico.

Microplasma genital
Foto de Thirdman en Pexels

El diagnóstico de la infección por M. genitalium se basa principalmente en la detección del ADN bacteriano mediante pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (NAATs). Así, se mide la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), en muestras clínicas como orina de primer chorro en hombres y exudados vaginales o cervicales en mujeres. Debido al lento crecimiento de M. genitalium en cultivo, esta técnica no se utiliza de forma rutinaria para el diagnóstico clínico.

La disponibilidad de pruebas de resistencia a antibióticos también está aumentando. Esto es crucial para guiar el tratamiento en casos de infección persistente o recurrente. Dada la alta prevalencia de infecciones asintomáticas y el potencial de complicaciones graves, se recomienda considerar la detección de M. genitalium en individuos con uretritis no gonocócica persistente o recurrente, cervicitis o EIP, especialmente en aquellos con factores de riesgo como múltiples parejas sexuales o antecedentes de otras ITS. El tratamiento de las parejas sexuales también es fundamental para prevenir la reinfección y la propagación de la bacteria.

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