Las frutas son alimentos que aportan muchos beneficios para la salud, como vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra. Sin embargo, algunas personas con diabetes pueden tener dudas sobre si pueden o no consumirlas, debido a su contenido de azúcar y carbohidratos.
En este artículo, vamos a desmentir algunos mitos comunes sobre las frutas y la diabetes, y a ofrecer algunas recomendaciones para incluirlas en una dieta equilibrada.

Mito 1: Las personas con diabetes no pueden comer frutas
Este es uno de los mitos más extendidos y falsos sobre las frutas y la diabetes. La realidad es que las personas con diabetes pueden y deben comer frutas, siempre y cuando lo hagan de forma moderada y adecuada a sus necesidades.
La Asociación Americana de la Diabetes (ADA) aconseja que las personas con diabetes incluyan frutas como parte de una dieta balanceada. Comer frutas y verduras puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y cáncer.
Además, la fruta también es una fuente importante de fibra, que ayuda a regular el tránsito intestinal, a controlar el colesterol y a mejorar la sensibilidad a la insulina.
Mito 2: Todas las frutas tienen el mismo efecto sobre el azúcar en la sangre
Otro mito frecuente es pensar que todas las frutas afectan por igual al nivel de azúcar en la sangre. Esto no es cierto, ya que hay diferentes tipos de frutas que tienen distintas propiedades nutricionales y diferentes índices glucémicos (IG).
El IG es una medida que indica cuánto eleva el azúcar en la sangre un alimento después de consumirlo. Los alimentos con IG alto se absorben más rápido y provocan picos de glucosa, mientras que los alimentos con IG bajo se absorben más lentamente y mantienen la glucosa más estable.
Por lo tanto, es conveniente que las personas con diabetes prefieran las frutas con IG bajo o medio, y limiten o eviten las frutas con IG alto. Algunos ejemplos de frutas con IG bajo son las cerezas, las ciruelas, las peras, las manzanas, los kiwis y las naranjas. Algunos ejemplos de frutas con IG alto son las sandías, los dátiles secos, las piñas y los plátanos demasiado maduros.
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Mito 3: El azúcar de la fruta es igual al azúcar añadido
Muchas personas creen que el azúcar que contiene la fruta fresca es igual al azúcar que se añade a otros alimentos procesados, como el chocolate o los pasteles. Sin embargo, esto tampoco es verdad.
El azúcar de la fruta fresca es fructosa, que tiene poco efecto sobre el azúcar en la sangre o los niveles de insulina de una persona. Además, la fruta fresca tiene otros componentes que modulan su impacto sobre la glucosa, como la fibra, el agua y los fitoquímicos.
Por el contrario, el azúcar añadido a otros alimentos suele ser sacarosa o jarabe de maíz alto en fructosa, que son azúcares libres que causan picos de glucosa y tienen efectos negativos sobre la salud. Por lo tanto, no es lo mismo comer una manzana que un trozo de tarta de manzana.
Recomendaciones para incluir frutas en la dieta de una persona diabética
A continuación, se ofrecen algunas pautas generales para incorporar las frutas en la alimentación de una persona con diabetes:
- Elegir preferentemente frutas frescas o congeladas, y evitar o limitar las frutas procesadas como las enlatadas, los jugos o los purés.
- Consumir frutas enteras o troceadas, y no licuadas o exprimidas. De esta forma se conserva mejor la fibra y se evita el aumento rápido del azúcar en sangre.
- Controlar el tamaño de las porciones y distribuir el consumo de frutas a lo largo del día. Una porción de fruta equivale aproximadamente a una pieza mediana, una taza de fruta picada o media taza de fruta enlatada.
- Combinar las frutas con otros alimentos que contengan proteínas o grasas saludables, como el yogur, el queso, las nueces o las semillas. Esto ayuda a ralentizar la digestión y a mejorar el control glucémico.
- Consultar con un profesional de la salud o un nutricionista para adaptar el consumo de frutas a las características individuales de cada persona, teniendo en cuenta sus objetivos, su medicación y sus preferencias.
Las frutas son alimentos saludables que pueden formar parte de la dieta de una persona con diabetes, siempre que se consuman de forma adecuada y moderada. No hay que creer en los mitos que asocian las frutas con el aumento del azúcar en la sangre o la prohibición para las personas diabéticas.
Lo importante es elegir las frutas más adecuadas, controlar las porciones y combinarlas con otros alimentos. De esta forma, se pueden obtener todos los beneficios de las frutas sin comprometer el control de la diabetes.
Fuente: aarp
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