En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, resulta imperativo abordar una realidad preocupante: la Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que más de mil millones de personas viven actualmente con algún tipo de trastorno mental. El Dr. Danilo Martínez, presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, aclara que este aumento no solo refleja un incremento real de casos, sino también una mejoría en los criterios diagnósticos que hoy permiten identificar patologías antes malentendidas o minimizadas.
La frase «todo bien» se ha convertido en una peligrosa máscara social, ocultando las luchas silenciosas de muchas personas que aparentan normalidad, pero que emocionalmente no están bien. Las cifras no mienten: la depresión es la principal causa de discapacidad global desde 1993, y el suicidio cobra más de 700 mil vidas al año. Estas estadísticas obligan a la sociedad a transformar sus sistemas de salud y a priorizar el bienestar mental con la misma seriedad que la salud física.

Imagen de Sasin Tipchai en Pixabay
La Depresión: Primera Causa de Discapacidad Global
La percepción común de que la depresión es una debilidad de carácter o una elección personal es errónea y profundamente dañina. El doctor Martínez subraya que la depresión es una enfermedad crónica con una base orgánica y bioquímica. Las enfermedades mentales surgen de una combinación de vulnerabilidad genética y factores experienciales que alteran la química cerebral. La OMS, bajo el lema «compartimos vulnerabilidad», busca precisamente combatir la idea de que la persona es culpable de su padecimiento.
El Estigma: El Mayor Obstáculo para la Atención
El estigma asociado a la enfermedad mental es un obstáculo histórico y persistente. El doctor Martínez identifica dos tipos principales de estigma:
- Estigma Social: La persona que sufre es rechazada, olvidada o se le juzga por su sufrimiento. Se le excluye, a diferencia de lo que sucede con enfermedades físicas como la diabetes o la hipertensión.
- Autoestigma: El propio paciente se aísla y evita buscar ayuda profesional (psiquiatra o psicólogo) por miedo a ser etiquetado como «loco» o «débil».
Este rechazo se extiende incluso a los profesionales de la salud mental y a los tratamientos. Es vital entender que las enfermedades mentales son tan orgánicas como las físicas y que, al igual que ir al odontólogo, visitar al psiquiatra debe normalizarse.
Iniciativas Comunitarias y el Desafío en Venezuela
El doctor Martínez enfatiza que empresas, familias y comunidades deben jugar un rol activo en la atención temprana. Iniciativas de apoyo grupal, como las desarrolladas para pacientes con esquizofrenia en Maracaibo, demuestran el poder de la acción comunitaria. Sin embargo, en Venezuela, el sector enfrenta graves desafíos: los tratamientos para enfermedades crónicas son costosos y permanentes, y existe un atraso de unos 25 años en la disponibilidad de nuevas moléculas y medicamentos más modernos. Es fundamental que la sociedad y el Estado promuevan la conciencia para asegurar el acceso al tratamiento.
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Conclusión
Las enfermedades mentales ya no pueden ser minimizadas. El alarmante incremento en los diagnósticos y las consecuencias fatales como el suicidio exigen una transformación social. Es imperativo que la sociedad erradique los estigmas, acepte la base orgánica de estas patologías y promueva la atención temprana. Solo al tratar la salud mental con la seriedad que merece, como cualquier otra enfermedad física, lograremos mejorar significativamente el bienestar de las personas y reducir la carga de discapacidad en el mundo.

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