El consumo habitual y descontrolado de alimentos ultraprocesados (ricos en azúcares añadidos, grasas refinadas y sal) puede evolucionar a un patrón de dependencia
Signos de adicción a los ultraprocesados | Imagen superior de Gustavo Fring en Pexels
La alimentación en la vejez es un pilar fundamental para la salud física y mental. Reconocer los signos de esta posible adicción es el primer paso para proteger el bienestar del adulto mayor y prevenir enfermedades asociadas.
Deterioro de la Función Nutricional
Este signo se manifiesta cuando el adulto mayor comienza a desplazar de su dieta alimentos frescos y nutritivos a favor de los ultraprocesados.
- Pérdida de interés en comidas caseras: Existe una preferencia clara por alimentos listos para consumir que ofrecen una alta palatabilidad, a menudo dulce o salada.
- Déficit de nutrientes: El consumo de ultraprocesados, al ser bajos en fibra, vitaminas y minerales, conlleva un riesgo de desnutrición, anemia y estreñimiento crónico, a pesar de una ingesta calórica adecuada.
- Aumento de peso no saludable: El consumo elevado de azúcares y grasas saturadas contribuye al sobrepeso o la obesidad, factores de riesgo para diabetes, hipertensión y problemas articulares.

Pérdida de Control y Deseo Intenso (Craving)
La adicción se evidencia cuando el consumo trasciende la mera preferencia y se vuelve una necesidad irresistible, incluso frente al conocimiento de sus consecuencias negativas.
- Búsqueda activa de ultraprocesados: El adulto mayor realiza esfuerzos significativos o hace cambios en su rutina (como múltiples visitas al supermercado o la compra de grandes cantidades) para obtener estos alimentos, a pesar de las limitaciones de movilidad o presupuesto.
- Consumo a pesar de las consecuencias médicas: Persistencia en el consumo de productos con alto contenido de sodio (papas fritas, snacks) a pesar de sufrir hipertensión, o de azúcares (galletas, bollería) a pesar de tener diabetes.
- Incapacidad para detenerse: Una vez que empieza a comer el ultraprocesado, la persona se siente incapaz de detener la ingesta, consumiendo porciones mucho mayores de lo planeado.
Síntomas Emocionales y de Abstinencia
El factor emocional es clave, ya que los ultraprocesados a menudo se usan como mecanismo de afrontamiento ante la soledad, el aburrimiento o el estrés.
- Malestar emocional ante la restricción: Aparición de irritabilidad, ansiedad o tristeza si no se dispone de los alimentos deseados.
- Uso para mitigar el estado de ánimo: Recurrir a estos alimentos como única forma de aliviar el aburrimiento o la depresión, creando una fuerte asociación entre el consumo y el bienestar temporal.
- Aislamiento social: Preferir comer estos productos a solas o evitar eventos sociales donde no estén disponibles, lo que puede aumentar el riesgo de soledad en una población vulnerable.

Cambios en el Estilo de Vida
La adicción se integra en el día a día, afectando las prioridades y la calidad de vida general.
- Reducción de actividades placenteras: Se abandonan pasatiempos o actividades sociales para dedicar tiempo a la búsqueda, preparación (mínima) y consumo de los ultraprocesados.
- Ocultamiento del consumo: El adulto mayor puede empezar a esconder los envases o negar la cantidad real de alimentos consumidos. Eso lo puede hacer por vergüenza o para evitar la confrontación con familiares o cuidadores.
¿Qué hacer?
Si se identifican varios de estos signos, es crucial buscar ayuda profesional. Abordar la adicción a los alimentos ultraprocesados requiere una estrategia integral, que incluya una valoración nutricional por un dietista, apoyo psicológico para manejar la relación emocional con la comida, y la colaboración activa de la familia para sustituir los productos adictivos por opciones saludables, de alta palatabilidad y que sean fáciles de consumir.
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