El suicidio es un tema complejo, a menudo evitado, pero fundamental de abordar. En el Día Mundial de su prevención, es crucial entender que un porcentaje alarmante de la población global corre el riesgo de desarrollar un trastorno mental. Según estudios de The Lancet, el 50% de las personas enfrentará una enfermedad mental en su vida, lo que las hace vulnerables a tomar decisiones trágicas y permanentes.

Tener herramientas para afrontar el dolor y la adversidad no es algo innato, es una habilidad que se cultiva. Por eso es vital hablar de la salud mental de forma seria y abierta. La gente se quita la vida no porque quiera terminar con ella, sino porque busca acabar con un dolor que siente insoportable y para el que no encuentra otra salida.

Imagen de Enrique Meseguer en Pixabay

La importancia de la inteligencia emocional

Las personas con trastornos mentales tienen menos estrategias de afrontamiento ante la adversidad. Aprender a sostener el dolor es la clave. La inteligencia emocional te da las herramientas para comprender y gestionar tus emociones de manera saludable, evitando que el dolor te abrume.

Aprender a gestionar las emociones no es solo tarea de especialistas. Es una habilidad que se puede y se debe enseñar desde la infancia, tanto en casa como en las escuelas. En países avanzados, se están implementando asignaturas dedicadas a la empatía, la inteligencia emocional y la salud mental para formar a las personas desde edades tempranas.

Identifica las señales de alerta

Es vital que el entorno de una persona en riesgo esté atento a las señales, tanto directas como indirectas. Tomarte en serio cada una de ellas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

  • Indirectas: Cambios repentinos en el comportamiento, como alteraciones en los hábitos de sueño o alimentación, aislamiento o desinterés en actividades que antes disfrutaba.
  • Directas: Un familiar o amigo que se despide de forma inusual o que verbaliza su dolor de manera directa, diciendo frases como «no puedo más», «ya no vale la pena vivir» o «quisiera morirme».

Cuida tu salud mental: consejos y recomendacionesLea:

Cómo acercarte y ofrecer ayuda

Cuando alguien cercano te dice que no puede más, tu reacción inicial es crucial. En lugar de invalidar su dolor con frases como «tienes tanto por qué vivir», detente y haz una pregunta empática y directa.

Pregúntale: «¿Qué quieres decir con que no puedes más?». Esta simple frase lo invita a abrirse y te permite entender la magnitud de su sufrimiento. Recuérdale que su vida es valiosa y que el dolor, por muy intenso que parezca, siempre es transitorio. Finalmente, acompáñalo a buscar ayuda de un profesional con formación en trauma y suicidio, ya que esta es una emergencia que requiere un abordaje especializado.