Durante mucho tiempo, el Trastorno del Espectro Autista (TEA) fue un tema que se abordaba casi exclusivamente desde la perspectiva infantil. Sin embargo, la realidad es que esos niños crecen, y sus experiencias y desafíos en la edad adulta merecen nuestra atención. El psicólogo clínico Jason Ochoa nos ilumina sobre cómo vive un adulto con TEA, abriendo una ventana a una etapa de la vida que a menudo se pasa por alto.
Es fundamental comprender que las características centrales del TEA, como las particularidades en la comunicación y la interacción social, persisten y se manifiestan de maneras diferentes a lo largo de la vida. Ahora, los temas relevantes se desplazan hacia la inserción laboral, las relaciones de pareja y la búsqueda de independencia, áreas donde la comprensión y el apoyo son cruciales.
El doctor Ochoa subraya la importancia de la psicoeducación, dirigida no solo a la familia y al individuo, sino también a la sociedad en general. Es crucial que la sociedad comprenda que el autismo no se limita a la infancia y que las personas con TEA pueden ser miembros productivos de la comunidad.

Navegando la adultez con TEA: trabajo y relaciones
- Desafíos laborales: Informar sobre la condición a un empleador requiere sensibilidad y comprensión. Sin embargo, muchos adultos con TEA son trabajadores excepcionalmente eficientes, especialmente cuando se identifican sus fortalezas.
- Relaciones de pareja: Aunque a menudo se piensa en el TEA en términos de mayor compromiso, existen adultos con TEA que se casan, se divorcian y experimentan las complejidades de las relaciones como cualquier otra persona.
- Importancia de la psicoeducación: Educar a la familia, al individuo y a la sociedad es el primer paso para fomentar la comprensión y la inclusión.
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Transición a la vida adulta: foco en la funcionalidad
El doctor Ochoa subraya la importancia de enfocarse en las actividades de la vida diaria y en la funcionalidad para facilitar la transición a la adultez. Herramientas de evaluación vocacional y funcional pueden ser clave para identificar las habilidades y necesidades de cada individuo, promoviendo la independencia y la autonomía. Incluso aquellos con mayor compromiso pueden desarrollar habilidades que les permitan ser funcionales y productivos.
Es vital reconocer que el TEA en adultos es una realidad que requiere atención y comprensión. Muchas personas reciben diagnósticos tardíos, a veces pasados los 20 años, lo que puede ayudarles a entender las dificultades que enfrentaron en etapas anteriores de su vida. Organizaciones como Autismo Dejando Huellas y CPEC desempeñan un papel crucial en el apoyo a estos adultos, trabajando para asegurar su bienestar e integración en la sociedad. Visibilizar sus experiencias y potencial es un paso fundamental hacia una sociedad más inclusiva.

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