La vulvodinia es un problema ginecológico que afecta, al menos, al 10% de las mujeres en diferentes etapas de su vida. Alcanza al 28% de la población femenina en edad reproductiva, según algunos datos compartidos por CuídatePlus.
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Según los expertos, la vulvodinia se describe como un dolor similar al de un ardor que dura alrededor de tres meses; y cuyo diagnóstico refiere una completa historia clínica, exploración y diagnósticos específicos, para descartar cualquier infección por hongos.
El tratamiento de la vulvodinia necesita un abordaje multidisciplinario para así reducir el dolor y mejorar la calidad de vida; al ser una causa desconocida, los tratamientos siguen siendo insatisfactorios.
Tratamientos para la vulvodinia
- Tópicos como lidocaína, gabapentina, amitriptilina y baclofeno
- Medicación oral como antidepresivos, inhibidores de la serotoninia y gabapentina
- Fisioterapia del suelo pélvico
- Bloqueos nerviosos y uso de la toxina botulínica
- Terapias alternativas como la acupuntura o hipnosis
- Psicoterapia
- Láser ginecológico
- Cirugía
También se usa la psicoterapia para tratar la vulvodinia. Este viene siendo un tratamiento muy importante. Esta enfermedad tiene un efecto profundamente negativo en la calidad de vida; sufren tanto las mujeres como sus parejas, provocando una enorme carga emocional y social.
La vulvodinia no tiene un único tratamiento; lo esencial es realizar un abordaje que a su juicio, comienzan con cremas de uso tópic. Estas, al ser anestésicas, alivian el dolor aunque no cura la patología de base.
La gabapentina en crema al 4 o 10% puede usarse en el tratamiento contra esta enfermedad. Además, tiene buena tolerabilidad y una baja incidencia en efectos sistémicos.
En cuanto a la cirugía, apuntan que “es poco resolutiva y no se recomienda de entrada; sólo algunos casos muy refractarios a otros tratamientos médicos o tópicos serían buenas candidatas a cirugía”.
Finalmente, los expertos recomiendan la aplicación de lubricantes durante las relaciones sexuales; además del uso de probióticos para evitar infecciones vaginales que favorezcan la reaparición del dolor y el ardor en la zona vulvar.
También apuestan por las técnicas para reducir el estrés; dado que la vulvodinia empeora, en mujeres con altos niveles de estrés.