En la era de las redes sociales, las tendencias sobre bienestar y salud proliferan a gran velocidad. Una de las más recientes en captar la atención es el «Sleep Maxing», un concepto popularizado por influencers en plataformas como TikTok e Instagram. A primera vista, esta tendencia parece promover la priorización del sueño como un pilar fundamental de la salud, lo cual ha sido recibido positivamente por los especialistas en sueño. Sin embargo, como todo fenómeno viral, el Sleep Maxing también presenta matices que merecen un análisis más profundo para evitar posibles efectos contraproducentes.
El doctor Claudio Cárdenas, neurólogo especialista en sueño, nos acompaña para explorar en detalle qué implica el Sleep Maxing, cuáles son sus aspectos positivos y aquellos que podrían generar más perjuicio que beneficio. A través de su experiencia, buscaremos discernir si esta tendencia es una herramienta útil para mejorar tu descanso o si, por el contrario, puede convertirse en una fuente innecesaria de ansiedad y presión.

Imagen de Engin Akyurt en Pixabay
Los aspectos positivos del Sleep Maxing
En su esencia, el Sleep Maxing promueve principios fundamentales de la higiene del sueño, los cuales son ampliamente respaldados por la ciencia del descanso:
- Priorizar las horas de sueño: Se enfatiza la importancia de dormir entre siete y ocho horas diarias para un descanso reparador.
- Establecer horarios regulares: Mantener una rutina constante para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana, ayuda a regular el ritmo circadiano.
- Optimizar el ambiente de sueño: Crear un entorno oscuro, silencioso y con una temperatura confortable es crucial para facilitar el sueño.
- Elementos sensoriales: Se sugiere el uso de sábanas pesadas para generar una sensación de abrazo que promueva la relajación.
- Desconexión digital: Limitar la exposición a pantallas y redes sociales una o dos horas antes de dormir es fundamental debido a la luz azul que emiten.
- Control de la cafeína: Evitar el consumo de cafeína al menos cuatro a ocho horas antes de acostarse, dependiendo del metabolismo individual.
Estos elementos, al ser incorporados en tu rutina nocturna, pueden contribuir significativamente a mejorar la calidad y la duración de tu sueño.
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La cara oculta: la obsesión por la «perfección» del sueño
Junto con los aspectos positivos, el Sleep Maxing ha popularizado el uso de dispositivos electrónicos o «sleep trackers» para medir y puntuar la calidad del sueño. La tendencia de compartir estos resultados en redes sociales, aunque puede motivar a algunas personas a mejorar sus hábitos,. Esto también puede generar ansiedad y presión en otras.
Este fenómeno ha sido incluso denominado «ortosomnia», un tipo de insomnio provocado por la necesidad de alcanzar un sueño «perfecto». Es importante recordar que las necesidades de sueño varían entre individuos y que los dispositivos de seguimiento, aunque útiles, no siempre son completamente precisos. Fijarse excesivamente en los números puede generar frustración y una percepción errónea de haber dormido mal, incluso cuando no ha sido así.
Además, condicionar el sueño a una serie de rituales o elementos específicos puede generar estrés si alguno de ellos no está disponible. La clave reside en adoptar estrategias saludables para el sueño, pero sin convertirlas en reglas rígidas que generen ansiedad. Si a pesar de implementar una buena higiene del sueño persisten los problemas para descansar, es fundamental buscar la orientación de un especialista en sueño para descartar o tratar posibles trastornos subyacentes. La higiene del sueño es una base importante, pero no siempre es la solución para todos los problemas de descanso.

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