En los últimos años, el término «Clean Eating» o «comer limpio» ha ganado una enorme popularidad, especialmente en redes sociales y círculos de bienestar. Más que una dieta estricta con reglas rígidas, el «Clean Eating» se presenta como una filosofía de alimentación que prioriza los alimentos integrales, mínimamente procesados y lo más cercanos posible a su estado natural.
Aunque su popularidad radica en su enfoque en la salud y el bienestar, es crucial entender sus principios, beneficios y también sus posibles trampas.

Principios fundamentales del «Clean Eating»
En su esencia, el «Clean Eating» se basa en unas pocas directrices claras:
- Priorizar alimentos integrales y sin procesar: Esto significa optar por frutas y verduras frescas, granos enteros (quinoa, arroz integral, avena), proteínas magras (pollo, pescado, huevos, legumbres) y grasas saludables (aguacate, frutos secos, semillas). La idea es consumir alimentos que no hayan sido alterados significativamente de su forma original.
- Limitar o evitar alimentos procesados: Esto incluye productos con azúcares añadidos, harinas refinadas, grasas trans, colorantes artificiales, conservantes y otros aditivos. Galletas empaquetadas, comidas preparadas, refrescos y carnes procesadas suelen estar fuera del menú.
- Reducir el azúcar añadido: El azúcar es uno de los principales objetivos a limitar, favoreciendo en su lugar las fuentes naturales de dulzor como la fruta.
- Hidratación adecuada: Beber suficiente agua es un pilar fundamental, a menudo se recomienda agua pura o infusiones, evitando bebidas azucaradas.
- Cocinar en casa: Preparar las propias comidas permite un control total sobre los ingredientes, evitando aditivos ocultos y grasas no deseadas.
- Conciencia sobre el origen de los alimentos: Algunos defensores también ponen énfasis en elegir productos de origen local, orgánicos o de comercio justo, aunque este aspecto puede variar en la interpretación personal.
- Comer con regularidad y en porciones adecuadas: A menudo se sugieren comidas más pequeñas y frecuentes para mantener estables los niveles de energía y el metabolismo.
Beneficios potenciales del «Clean Eating»
Cuando se aplica de manera equilibrada y consciente, el «Clean Eating» puede ofrecer una serie de beneficios significativos para la salud:
- Mayor ingesta de nutrientes: Al centrarse en alimentos integrales, se incrementa naturalmente el consumo de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, esenciales para el funcionamiento óptimo del cuerpo.
- Mejora de la salud digestiva: La alta ingesta de fibra de frutas, verduras y granos enteros promueve un sistema digestivo saludable, previniendo el estreñimiento y favoreciendo la salud de la microbiota intestinal.
- Control de peso: La reducción de azúcares y alimentos ultraprocesados, sumada a la mayor saciedad que proporcionan las proteínas y la fibra, puede facilitar la gestión o pérdida de peso de manera sostenible.
- Aumento de energía: Estabilizar los niveles de azúcar en sangre al evitar picos y caídas bruscas puede resultar en una energía más constante a lo largo del día, reduciendo la fatiga.
- Mejora de la salud cardiovascular: Una dieta rica en grasas saludables (como las que se encuentran en el aguacate, frutos secos y aceite de oliva) y baja en grasas trans y saturadas puede contribuir a la salud del corazón y la circulación.
- Estabilización del azúcar en sangre: Limitar los azúcares añadidos y los carbohidratos refinados ayuda a prevenir grandes fluctuaciones en los niveles de glucosa, lo que es particularmente beneficioso para personas con resistencia a la insulina o diabetes tipo 2.
- Reducción de la inflamación: Muchos alimentos procesados y azúcares están relacionados con la inflamación crónica en el cuerpo. El «Clean Eating», al enfocarse en alimentos ricos en antioxidantes y antiinflamatorios, puede ayudar a reducirla.
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Posibles desventajas y consideraciones
Aunque los principios del «Clean Eating» son sólidos desde una perspectiva nutricional, la forma en que se interpreta y aplica puede generar algunas preocupaciones:
- Riesgo de obsesión y ortorexia: Para algunas personas, la búsqueda de una alimentación «perfecta» y «pura» puede llevar a una fijación poco saludable con la comida, conocida como ortorexia nerviosa. Esto se manifiesta en una preocupación excesiva por la calidad de los alimentos y una ansiedad significativa si no se cumplen las reglas autoimpuestas.
- Excesiva restricción: Si se lleva al extremo, puede volverse demasiado restrictivo, eliminando grupos de alimentos enteros sin necesidad (como lácteos o cereales con gluten en personas sin intolerancia), lo que podría llevar a deficiencias nutricionales.
- Sentimiento de culpa y moralización de la comida: La dicotomía entre «limpio» y «sucio» puede generar sentimientos de culpa y vergüenza al consumir alimentos que no se consideran «limpios», creando una relación negativa con la comida.
- Coste: Los alimentos orgánicos y mínimamente procesados pueden ser más caros, lo que puede limitar el acceso a esta forma de alimentación para algunas personas.
- Falta de definición científica: El término «Clean Eating» no es un concepto médico o científico formal. Sus principios pueden variar ampliamente entre diferentes gurús de la salud o influyentes, lo que puede generar confusión.
Enfoque equilibrado
En lugar de adherirse rígidamente a una etiqueta, lo más beneficioso es adoptar los principios positivos del «Clean Eating» como una guía hacia una alimentación más consciente y saludable. Esto implica:
- Centrarse en la abundancia: Enfocarse en qué alimentos saludables incorporar, en lugar de obsesionarse con lo que hay que eliminar.
- Flexibilidad: Entender que la vida social y las ocasiones especiales permiten disfrutar de una variedad de alimentos sin culpa.
- Escuchar al cuerpo: Prestar atención a las señales de hambre y saciedad, y adaptar la dieta a las necesidades individuales.
- Buscar información basada en evidencia: Consultar a profesionales de la salud y nutricionistas titulados para obtener consejos personalizados.
El «Clean Eating», cuando se entiende como una invitación a consumir más alimentos reales y menos procesados, puede ser una herramienta poderosa para mejorar la salud y el bienestar general. Sin embargo, como con cualquier enfoque dietético, la moderación, la flexibilidad y la escucha activa de las necesidades individuales son claves para una relación sana y duradera con la comida.
Fuente: mejorconsalud
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