Observar la aparición de un moretón sin recordar un golpe puede ser desconcertante y generar preocupación. Aunque a menudo los asociamos con traumatismos, los hematomas espontáneos son más comunes de lo que piensas y pueden deberse a diversas razones, desde factores cotidianos hasta condiciones médicas subyacentes. Entender las posibles causas te ayudará a saber cuándo es necesario prestar atención y consultar a un profesional.
Tu cuerpo es una red compleja donde los vasos sanguíneos más pequeños, los capilares, pueden romperse por múltiples razones, causando esa característica mancha azulada o violácea. Si bien la mayoría de las veces no es motivo de alarma, es importante conocer las situaciones en las que un hematoma sin causa aparente podría indicar un desequilibrio en tu salud. La clave está en la observación y, si es necesario, en la búsqueda de asesoramiento médico.

Causas comunes de hematomas espontáneos
La aparición de moretones sin un impacto visible puede estar ligada a varios factores. Tu piel puede mostrar hematomas por la fragilidad capilar, donde los vasos sanguíneos finos se rompen fácilmente. Las deficiencias nutricionales, como la falta de vitaminas C o K, también debilitan las paredes de los vasos. Además, ciertos medicamentos, como los anticoagulantes o antiinflamatorios, pueden aumentar esta propensión.
A medida que envejeces, tu piel se vuelve más delgada y los vasos sanguíneos más frágiles, haciendo los moretones más visibles y frecuentes. Incluso el ejercicio intenso puede causar pequeñas rupturas capilares si no estás acostumbrado a esa actividad física. Comprender estas razones te ayudará a identificar posibles causas detrás de tus hematomas.
Cuándo prestar atención y consultar a tu médico
Aunque la mayoría de los moretones espontáneos no son graves, hay situaciones en las que deberías buscar orientación médica. Presta atención si los hematomas:
- Aparecen con mucha frecuencia y sin explicación clara.
- Son de gran tamaño o se extienden rápidamente.
- Están acompañados de otros síntomas como sangrados nasales frecuentes, sangrado de encías, fatiga o fiebre.
- Aparecen en lugares inusuales del cuerpo, como el torso o la cara, sin una explicación razonable.
- Se presentan en niños pequeños sin historia de golpes.
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Prevención y cuidado general
Si eres propenso a los moretones espontáneos, algunas medidas pueden ayudarte a minimizarlos. Asegura una dieta rica en vitaminas C y K, presentes en frutas cítricas, verduras de hoja verde y bayas. Mantén una hidratación adecuada para favorecer la elasticidad de los vasos sanguíneos.
Sé consciente de los medicamentos que consumes y pregunta a tu médico si alguno podría influir. Protege tu piel, especialmente si es fina o envejecida, de golpes leves. Para los moretones ya existentes, puedes aplicar compresas frías en las primeras 24-48 horas para reducir la hinchazón y el tamaño.

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