El embarazo es una etapa de transformación profunda, donde cada una de tus decisiones nutre la vida que crece en tu interior. La conexión que se crea entre tú y tu futuro hijo es total, y todo lo que consumes se comparte con él. Es por eso que el alcohol es una de las sustancias de las que debes mantenerte alejada.
Aunque no lo notes, el alcohol que bebes viaja por tu torrente sanguíneo, llega al bebé a través de la placenta y puede causar daños irreparables en su desarrollo. Ninguna cantidad, por pequeña que sea, es considerada segura. La única opción para garantizar el bienestar de tu hijo es la abstinencia total.

Cómo el alcohol afecta al desarrollo
El alcohol es un agente teratógeno, lo que significa que puede causar malformaciones en el feto. Desde las primeras semanas de gestación, el consumo de alcohol interfiere con la formación de los órganos y tejidos, lo que puede tener consecuencias devastadoras. No importa la fase del embarazo, los riesgos están siempre presentes.
El cerebro en desarrollo es particularmente susceptible. El alcohol puede alterar los neurotransmisores, impactando negativamente en la arquitectura cerebral. Estos daños no siempre son visibles al nacer, pero pueden manifestarse años después en forma de problemas de aprendizaje o de comportamiento.
Los riesgos a largo plazo
El espectro de problemas asociados al consumo de alcohol durante la gestación es amplio y variado. Estos riesgos se agrupan bajo el término de Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF).
- Malformaciones físicas: Pueden presentarse rasgos faciales anormales, menor tamaño de la cabeza o bajo peso al nacer.
- Problemas cognitivos: El niño puede experimentar dificultades de aprendizaje, problemas de memoria, falta de atención o trastornos del lenguaje.
- Retraso en el desarrollo: Se observan dificultades en la coordinación motora, problemas de razonamiento y retrasos en la maduración social.
- Problemas de comportamiento: Algunos niños pueden ser más propensos a la hiperactividad, la agresividad y la impulsividad.
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La única opción segura: cero alcohol
La única manera de garantizar que tu hijo no sufra los efectos del alcohol es la abstinencia total. Ningún nivel de consumo, por mínimo que sea, ha sido demostrado como seguro. La responsabilidad de proteger a tu bebé de estos riesgos recae en ti.
Si has consumido alcohol sin saber que estabas embarazada, es vital que dejes de hacerlo inmediatamente y que hables con tu médico. Un profesional de la salud podrá aconsejarte y guiarte para asegurar el mejor cuidado posible para ti y para tu bebé. Tu compromiso de no beber alcohol durante el embarazo es un regalo de por vida para tu hijo.

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