Aunque este comportamiento ha sido ampliamente estudiado en adultos (por ejemplo, al no revisar las finanzas o evitar ir al médico), un equipo de científicos de la Universidad de Chicago ha revelado que esta tendencia se desarrolla y se intensifica durante la infancia y la adolescencia
El «efecto avestruz» (ostrich effect) es un sesgo cognitivo que describe la tendencia humana a evitar la información que puede ser psicológicamente incómoda o potencialmente amenazante. (Imagen superior creada con la IA de Google AI Studio).
El Desarrollo del Sesgo de Evitación
El estudio de Chicago analizó cómo los niños de diferentes edades procesan la información negativa y si eligen activamente ignorarla. Los resultados fueron claros: la tendencia a meter la «cabeza en la arena» no es constante, sino que se incrementa drásticamente con la edad.

Mientras que los niños más pequeños (aún en la etapa preescolar) muestran una curiosidad más uniforme y son menos propensos a evitar la información, a medida que crecen, se vuelven más selectivos. La capacidad de anticipar y temer una posible amenaza o una consecuencia negativa es una habilidad cognitiva que se perfecciona con el desarrollo.
El Motivo Detrás de la Evasión
Los investigadores sugieren que este aumento en la aversión a la información negativa está directamente relacionado con la maduración del cerebro y el desarrollo de la autonomía emocional.
- Anticipación y Miedo: A medida que los niños maduran, desarrollan una mejor capacidad para predecir las implicaciones de la información. Evitan las noticias desagradables porque pueden anticipar el sentimiento de culpa, decepción o la necesidad de actuar que esa información les impondría.
- Regulación Emocional: Evitar la información incómoda se convierte en una estrategia temprana, aunque disfuncional, de regulación emocional. Es más fácil y menos demandante ignorar un hecho desagradable que lidiar con la complejidad emocional que conlleva.

Implicaciones Educativas y Parentales
El hallazgo del «efecto avestruz» en el desarrollo infantil tiene implicaciones cruciales para la educación y la crianza, especialmente en temas delicados como el rendimiento académico, la salud o la responsabilidad social.
- Escuela: Si un adolescente sabe que ha tenido un mal rendimiento, es más probable que evite revisar sus calificaciones o preguntar al profesor. Este sesgo puede obstaculizar el aprendizaje y la oportunidad de corregir errores.
- Padres y Cuidadores: Para combatir este efecto, es crucial crear un entorno donde la información difícil pueda ser procesada sin juicio. Los padres deben fomentar activamente la tolerancia a la incomodidad y modelar una actitud abierta hacia la crítica constructiva o las malas noticias.

Entender que la evitación de información desagradable no es un rasgo innato, sino uno que se desarrolla, permite a los educadores y padres intervenir temprano y enseñar estrategias de afrontamiento más saludables.
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