La neurogastronomía te enseña que comer es mucho más que nutrirte; es una experiencia emocional profunda. Los alimentos tienen el poder de trasladarte a momentos felices, y los eventos importantes de tu vida siempre se celebran alrededor de una mesa. Es crucial que cuides los detalles de este acto, pues la comida es uno de los mayores conectores emocionales que tienes.

Por salud mental y física, debes regalarte al menos diez minutos para comer de forma consciente. Desconecta el móvil o la televisión y céntrate en tu comida y en las personas que te rodean. Al reducir las distracciones, no solo enriqueces la experiencia emocional, sino que también tiendes a comer menos y a sentirte más satisfecho.

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La fórmula de la alimentación personalizada

Cada cuerpo es un universo distinto, y lo que funciona para uno puede ser perjudicial para ti. Por ello, la alimentación personalizada es la clave para la satisfacción y el éxito a largo plazo.

Un plan de alimentación debe basarse en tus necesidades nutricionales individuales, tus requerimientos calóricos y tus actividades físicas. Es vital conocer tus gustos y aquellos alimentos que no puedes metabolizar bien, como el azúcar refinada o ciertas grasas. Una buena estrategia es priorizar los alimentos locales para hacer el plan más llevadero y evitar el abandono.

Sáciale sin acumular calorías

Para lograr la saciedad con menos comida, la clave está en el balance de macronutrientes.

  • Proteínas: Necesitas un mayor contenido de proteínas en tu plato para sentir mayor saciedad. Tu cuerpo solo acumula la proteína que necesita y desecha el resto.
  • Carbohidratos: Debes consumir carbohidratos de absorción lenta (con fibra) y en baja cantidad. El exceso de carbohidratos se acumula en forma de grasa.

Es fundamental desterrar el mito de que algunos alimentos son inherentemente «malos» o no engordan. Todo tiene calorías y debe consumirse con moderación.

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Educación y moderación para el bienestar

La alimentación consciente es un tema de educación. La mayoría de las personas consumen más carbohidratos de lo necesario, buscando una saciedad momentánea.

Debes aprender que una porción de un alimento «saludable» puede tener la misma carga energética que una porción de algo que no lo es. Lo importante es cuidar las cantidades y ser consciente de lo que consumes. Sumar la alimentación consciente al ejercicio físico te permite alcanzar tus metas de peso sin pasar hambre.