En el mundo del fitness y el bienestar, la edad es a menudo vista como el factor determinante de la intensidad, el tipo y la frecuencia de nuestro entrenamiento. Sin embargo, surge una reflexión fascinante: ¿deberíamos basar nuestra rutina de ejercicios únicamente en la edad cronológica impresa en nuestro documento de identidad, o es más beneficioso entrenar según la edad que sentimos o la que anhelamos tener, es decir, según nuestra edad biológica y nuestro espíritu?

Esta dicotomía plantea un desafío entre la sabiduría de escuchar a nuestro cuerpo y el deseo de mantenernos en un rendimiento óptimo o ambicioso.

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Perspectiva de la edad cronológica: Sabiduría de la moderación

La edad cronológica se refiere a la cantidad de años que hemos vivido. Cuando se entrena basándose en este factor, se suele seguir un enfoque más cauteloso y científicamente respaldado.

  • Fundamento: Las pautas de entrenamiento basadas en la edad tienen en cuenta la disminución natural de la densidad ósea, la elasticidad muscular, la capacidad cardiovascular y la velocidad de recuperación que acompaña al envejecimiento.
  • Ventajas: Prioriza la seguridad y la prevención de lesiones. Un entrenamiento adecuado a la edad biológica real ayuda a mantener la funcionalidad diaria, la movilidad y a gestionar condiciones crónicas. Por ejemplo, una persona de 60 años podría centrarse más en ejercicios de equilibrio, flexibilidad y fuerza funcional de bajo impacto.
  • Riesgos de ignorarla: Desatender los límites biológicos reales puede llevar al sobreentrenamiento, a lesiones graves o a un agotamiento prematuro, frustrando los objetivos a largo plazo.

El enfoque aquí es la longevidad y la salud sostenible. Se trata de aceptar la etapa vital actual y optimizar el rendimiento dentro de esos parámetros.

Entrenar según el espíritu: La edad que quieres tener

En el otro lado de la balanza, se encuentra la filosofía de entrenar según la edad que sentimos o deseamos alcanzar. Esto no significa ignorar la realidad, sino desafiar las expectativas y los límites autoimpuestos asociados con la edad.

  • Fundamento: Se basa en la edad biológica (la salud real de tus sistemas corporales, que puede ser mucho menor que tu edad cronológica) y una fuerte motivación psicológica. Si te sientes como si tuvieras 35, aunque tengas 50, tu entrenamiento reflejará esa vitalidad percibida.
  • Ventajas: Fomenta la consistencia y la superación personal. Este enfoque impulsa a mantener o incluso mejorar la fuerza, la velocidad y la resistencia, contrarrestando la mentalidad de «hacerme mayor, tengo que parar». Muchos atletas masters son el mejor ejemplo de esto, compitiendo a un alto nivel. El componente mental es clave: creer que puedes realizar un entrenamiento más intenso a menudo se traduce en la capacidad física para hacerlo.
  • Riesgos: La principal trampa es la negligencia. El entusiasmo puede llevar a ignorar las señales de dolor o fatiga, o a intentar ejercicios para los que el cuerpo (sin importar la edad biológica) no está adecuadamente preparado o adaptado.

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Equilibrio inteligente: La fusión de ambos mundos

La clave para un plan de entrenamiento exitoso y sostenible reside en encontrar un punto de equilibrio inteligente entre estos dos enfoques.

  1. Conoce tu edad biológica real: Someterse a chequeos médicos y pruebas de aptitud física es crucial para determinar la salud real de tu corazón, músculos y articulaciones. Tu VO2 máx, tu fuerza de agarre o tu porcentaje de grasa corporal son mejores indicadores de tu capacidad de entrenamiento que tu fecha de nacimiento.
  2. Define tu espíritu, modera tu carga: Es excelente tener un espíritu de 25 años y querer correr un maratón o levantar pesas pesadas. Sin embargo, la rutina de calentamiento, la necesidad de ejercicios de movilidad y la duración de la recuperación deben ser dictadas por la realidad de tu cuerpo maduro.
  3. Progreso lento y constante: Si buscas un rendimiento ambicioso, la progresión debe ser más gradual que la de una persona más joven. Se trata de mantener la intensidad que deseas, pero ser más inteligente en la planificación y la recuperación.

La edad cronológica sirve como una guía de referencia importante para la seguridad, pero es tu edad biológica y la fuerza de tu espíritu lo que verdaderamente dicta lo que eres capaz de lograr.

El entrenamiento más efectivo es aquel que respeta la realidad de tu cuerpo mientras constantemente intenta superar las limitaciones percibidas, asegurando que el camino hacia la salud sea tan vigoroso como sostenible.

Fuente: sportlife

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