El acoso escolar, o bullying, es una problemática compleja que trasciende la figura de la víctima. Es crucial dirigir la atención hacia el niño o joven que ejerce el acoso para comprender las dinámicas subyacentes y ofrecer una intervención educativa efectiva. Meuri Rivero, psicólogo clínico y terapeuta, nos brinda una perspectiva sobre cómo los padres pueden abordar esta situación, aceptando la realidad y buscando estrategias para guiar a sus hijos hacia conductas más empáticas y respetuosas.
La reacción inicial de los padres ante la noticia de que su hijo es acosador suele ser la negación. Sin embargo, reconocer y aceptar esta conducta es el primer paso para abordarla de manera constructiva. Es fundamental observar las interacciones de los hijos, los mensajes que se refuerzan en el hogar y prestar atención a las señales de dificultad en el manejo de la ira, la necesidad de encajar dominando a otros o las carencias en habilidades sociales. La intervención temprana y el apoyo profesional son esenciales para modificar estas conductas.

Señales de alerta: identificando conductas de acoso
Es importante estar atento a ciertas características y comportamientos en niños y jóvenes que podrían indicar una tendencia al acoso:
- Dificultad en el control de la ira y manejo de emociones intensas.
- Necesidad desesperada de encajar en grupos, buscando dominar a otros.
- Interés en dominar más que en conciliar en las interacciones sociales.
- Dificultades en las habilidades sociales y para relacionarse de manera positiva.
- Normalización o justificación de conductas agresivas o de dominio.
El rol crucial de la familia y la terapia
El entorno familiar juega un papel fundamental en el desarrollo de conductas de acoso. Si existen dinámicas agresivas o violentas en el hogar, es imprescindible buscar terapia familiar. No se trata solo de corregir al hijo, sino de modificar el sistema de comunicación y las estrategias de resolución de conflictos de todos los miembros. Normalizar la violencia, minimizar las conductas agresivas o reforzar la imagen del «más fuerte» como el que arrolla a los demás son actitudes contraproducentes.
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Construyendo un mundo de respeto y empatía
La intervención temprana y la búsqueda de ayuda profesional son cruciales cuando se identifica una conducta de acoso. Es importante recordar que esta conducta puede generar rechazo social en el futuro. El objetivo como padres es brindar a los hijos las herramientas necesarias para construir relaciones basadas en el respeto, la empatía y la cultura de paz. Esto implica no normalizar la violencia en ninguna de sus formas y trabajar activamente en la construcción de ciudadanos ejemplares que contribuyan a un mundo mejor.

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