Adoptar es una decisión no debe ser una imposición

Cuántas veces te ha sucedido que tras algún tratamiento fallido, lo primero que algunas personas, en su ignorancia e imprudencia, te dicen: “Eso es una señal, tanto niño sin familia y tú sufriendo. Tienes es que ADOPTAR”. Y quizás, para esa persona es simplemente un “buen consejo”. porque «el que no agarra consejo no llega a viejo»; pero no sabe la herida desgarradora que puede estar generando en una persona que ha tenido un camino difícil para ser padre.

Y para nada quiero decir con esto que una pareja que esté atravesando por problemas de fertilidad en su debido momento, no deba evaluar esta opción, porque nada más alejado de la realidad; pero sí creo que la pareja es la única que puede decidir si desea o no dar el paso a tomar esta opción para lograr formar su familia.

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Las emociones que se viven al no poder concebir de manera tan sencilla ya son bastante complejas, como para añadirle la presión social de que existen niños abandonados que debes adoptar, porque el que no quedes embaraza es una señal de Dios para que lo hagas

Y muchas veces me he preguntado ante esos “consejos”, y por qué no verlo como que estás siendo preparada para grandes cosas; que el propósito que tus vivencias encierran son para poder crecer y ayudar a otros; que la perseverancia y no darse por vencido son valores importantes de cultivar y vivir.

Quizás sea que nunca me ha gustado que me digan qué hacer y cómo hacerlo; quizás sea que he decidido ver los mensajes de Dios diferente a lo que el común quiere ver; y aunque mi camino no ha sido, sencillo he encontrado la manera de ver cómo Dios me ha puesto pruebas para ayudar a otros a levantarse.

No hay nada más real que lo que he vivido; si bien para muchos han sido procesos muy duros, para mí también lo ha sido, no lo puedo negar. Veo lo que he aprendido y cómo he podido ayudar con mis vivencias a otras familias; y sin duda alguna, que todo tiene un propósito. Quizás si no se hubiera dado mi historia como se ha dado, las familias que se esperanzaron porque les di ánimo, porque le vendí la idea de que era posible, hoy no estuvieran disfrutando la bendición de haberlo logrado.Por eso creo que nada impuesto resulta, no existe nada mejor que inspirar y no obligar.

Adoptar es una decisión que de seguro te cambia la vida. Es una decisión que transforma el camino de una pareja y todo su entorno.

En el mundo hay historias que convergen. Distintas realidades, motivaciones y diferentes puntos de vista acerca de formar una familia y absolutamente todo es respetable. En muchas historias los hijos nacen, pero no se les puede dar el amor ni cubrir sus necesidades más básicas; una realidad muy cercana aquí en Venezuela. En otras, estos hijos son anhelados con todas las fuerzas del corazón; pero no llegan, cada vez son más frecuentes las parejas que pasan por problemas de fertilidad y aun así socialmente sigue siendo un tabú. Es justo en este momento cuando el camino de la adopción empieza para muchas familias.

Sin embargo, es una decisión que solo la pareja debe tomar, solo ellos pueden abrirse a esta posibilidad. Adoptar es un acto de valentía, de respeto y de amor hacia la vida, sin duda alguna es una decisión transcendental.

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Y lo que considero más importante, es poder garantizarle a un ser humano ser amado, respetado y lleno de gracia; a pesar de las circunstancias que hayan rodeado su nacimiento. Por eso pienso que debe asumirse con la madurez que esto amerita y con la plena convicción de que es lo que ambos miembros de la familia desean.

Aunque muchos pensarán que es un camino sencillo, donde es solo decir «quiero adoptar» y ya, no existe nada más lejos de la realidad; es un camino que también requiere esfuerzo, paciencia, y perseverancia

Por otro lado, están las personas que visualizan el mundo de la adopción como si fuera una aventura no exenta de eventualidades para la que no pueden, o no se sienten capacitadas; (“a mí me gustaría tener un chinito o un negrito…”). Pero las personas que deciden adoptar realmente desde el corazón, no toman esa decisión de forma superficial; ya que no se trata de apadrinar a un niño ni registrarte como voluntario en alguna organización.

Bien considero que la adopción no se debe basar en la generosidad o el altruismo. Hay que medir muy bien los límites de disponibilidad y de tolerancia; evaluar muy bien los propios recursos y no solo contar con ellos, ni con las propias capacidades; porque seguro que no serán suficientes cuando haya que enfrentarse a problemas o dificultades. En muchos casos existen contingencias difíciles de enfrentar para las que en principio nadie está preparado.

La experiencia adoptiva, por su complejidad, es muy intensa desde el punto de vista emocional; y resulta fundamental ser conscientes de las complicaciones reales que se nos pueden presentar a lo largo de la vida. Porque no basta con ser voluntariosos, es una decisión de vida y la buena voluntad no minimiza el riesgo de fracasar.

Tenemos que reflexionar profundamente, razonarlo bien; no basta con los motivos del corazón no solo podemos guiarnos por la emocionalidad, hay que hacerse muchas preguntas. 

Se trata de la felicidad de todos: la de ese nuevo miembro, la de los demás miembros de la familia y la nuestra también, por supuesto.

Siento que antes de tomar una decisión como ésta, se debe hacer una revisión lo más honesta y profunda posible de lo que te está motivando a hacerlo; es un trabajo previo que considero que debe hacerse antes de dar el paso; es un ejercicio que no tienen que hacer los padres que lo son de forma biológica, que no han de elaborar concienzudamente las circunstancias que les hayan conducido a la adopción

Los padres que aspiran a serlo por adopción sí, tanto si la adopción se va a afrontar solo o en pareja; porque, en algunos casos, la adopción expone a situaciones inesperadas y desesperadas. Y en el caso de las parejas, cabe la posibilidad de tener que enfrentar un revés o problema de gravedad que amenace la estabilidad del hogar.

En Venezuela como en otros países la adopción es considerada como un Derecho Humano de los niños, niñas y adolescentes. El hecho de adoptar es una decisión importante en la que debe tomarse en cuenta todas las responsabilidades que esto conlleva.

En el país el proceso más común para adoptar es la “Colocación Familiar”, en el cual algunas fundaciones del país pueden guiarte en el proceso

La institución evaluará que la familia sustituta tenga condiciones mínimas de estabilidad; asimismo, los aspirantes a adoptar deben someterse a evaluaciones psicológicas y talleres de inducción sobre paternidad responsable, entre otros.

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Posterior a ello, viene la etapa donde la organización que acompaña el proceso presenta a los niños con la familia sustituta; tomando en cuenta los estudios previos realizados. De manera constante, un Juez evalúa todo el procedimiento para dar el visto bueno a la colocación familiar (este proceso toma aproximadamente un año). Como ven, adoptar no es un camino de soplar y hacer botella; requiere de tiempo y perseverancia para que todo el proceso de trámites no te quite la ilusión.

Finalmente, tras ser aprobada la colocación familiar, la familia sustituta acoge al infante durante dos años aproximadamente, en los que reciben constante y periódicamente visitas de evaluación por parte del Estado y la fundación acompañante. Luego, transcurrido este período de dos años de cobijo al niño, la familia sustituta inicia el proceso de adopción formal.

En la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (LOPNNA), capítulo III “Familia Sustituta”, sección tercera desde el artículo 406 hasta el artículo 422, se explica de forma detallada los procedimientos y requisitos para adoptar en caso que desees profundizar porque es tu anhelo hacerlo

Como pueden ver, el proceso no es corto; sin embargo, vale la pena realizarlo si es tu decisión. Porque la adopción permite brindarle a un niño la oportunidad de tener un hogar y una familia.

Aunque lo que les detallo es muy por encima en cuanto a todo lo que el proceso de adopción engloba, cabe destacar que no siempre la colocación familiar llega a un feliz término; bien sea porque por alguna razón la familia no calificó para la adopción definitiva o porque los padres biológicos o algún familiar de consanguinidad con el niño ha decidido hacerse cargo de él.

Situación nada sencilla y que es respetable que viendo este escenario no todas las parejas quieran correr ese riesgo que posteriormente les causará dolor; por ello, no demos consejos que no nos han pedido. Les puedo asegurar, que las parejas que atravesamos por dificultades para concebir sabemos las opciones que tenemos, conocemos más que nadie las cartas que podemos jugarnos en nuestro camino; pero ÚNICAMENTE la pareja puede decidir cuándo dar pasos más grandes dentro de su propio proceso.

Les abrazo,

Yuraima

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